8 preguntas que deberían considerar antes de casarse: ¿preparados?

Estar comprometidos no garantizan el éxito de una relación, si no conocen realmente a quién tienen al lado. Por eso, antes de entusiasmarte con revisar catálogos de vestidos de novia o ver todos los detalles de la organización del matrimonio, es muy importante que se tomen un tiempo para conversar algunos puntos y aclarar ciertos conceptos trascendentales para su futuro como matrimonio. Tomen nota de las siguientes preguntas que sí o sí deben hacerse previo a contraer nupcias.

1. ¿Cuáles son nuestros proyectos de vida?

Que ambos quieran casarse no significa que tengan los mismos objetivos ni ideales de vida. Porque es posible que uno sueñe con viajar por el mundo, mientras que el otro desea estabilizarse para formar una familia. O que la prioridad sea la carrera profesional profesionalizándose, y la familia pase a un segundo lugar. Por eso es tan esencial dialogar sobre lo que ambos esperan de la vida y cómo quieren vivirla. Háganlo ahora y no esperen a decir la famosa frase “es que si hubiese sabido…”.

2. ¿Cómo manejaremos las finanzas?

Es fundamental que sepan si son compatibles en lo que respecta al tema económico. Porque si uno ahorra y el otro se dedica a gastar, claramente la convivencia será un fracaso. También deben hablar sobre los gastos en caprichos propios, qué cantidad de sueldo aportará cada uno al hogar, de qué pagos se harán cargo, cuánto dinero destinarán al ahorro, etcétera. Y esto será determinante, además, a la hora de planear el matrimonio, pues si una persona quiere una ceremonia sencilla con pocos invitados y la otra, tirar la casa por la ventana, les costará un mundo llegar a consenso y no será ese el mejor punto de partida.

3. ¿Queremos tener hijos?

Es fundamental saber si los dos desean tener hijos y qué momento es el más indicado para cada uno. Porque si una de las dos partes quiere postergar la maternidad/paternidad en pro de su profesión, pero su pareja quiere inmediatamente después de casarse, esa situación, sin duda, va a generar roces que es mejor prever. Ahora, en el caso de que uno quiera tener hijos y el otro no, el panorama se complica aún más pues, de seguir juntos, sí o sí uno va a terminar frustrado. Hablar con tiempo y ser claros en sus puntos de vista es fundamental.

4. ¿Qué pasa si no podemos tener hijos?

Es aconsejable anteponerse a un posible escenario de qué pasaría si no pueden concebir de forma natural. ¿Se someterían a un tratamiento de fertilidad?, ¿estarían dispuestos a adoptar?, ¿sería motivo de separación? Cada persona reacciona de distinta forma a situaciones como ésta, por lo que ciertamente es un tema que no se debe pasar por alto.

5. ¿Qué tan cerca estaremos de nuestros padres?

Aunque no es lo habitual, hay personas que nunca cortan el cordón, lo que muchas veces termina destruyendo matrimonios. Por ejemplo, personas que no toman decisiones sin consultar primero a la mamá o que no pasan un fin de semana sin visitar a los padres. No se trata de entorpecer los vínculos familiares del otro, sino que de establecer prioridades y saber en qué lugar está cada uno. De lo contrario, la el tema se puede convertir en un gran conflicto a futuro.

6. ¿Qué entendemos por infidelidad?

Deben rayar la cancha y aclarar conceptos que puedan generarles conflictos a futuro. Y es que, si bien, la mayoría entiende por infidelidad mantener una relación paralela o encuentros sexuales fortuitos con otra persona, hay quienes están están de acuerdo en probar otro tipo de relaciones más abiertas. ¿Qué es lo más cómodo para ustedes como pareja?

7. ¿Somos tolerantes en política y religión?

Las convicciones religiosas y políticas deben discutirse de antemano y evaluar si son capaces de tolerar las diferentes creencias y costumbres que pueda tener el otro y su familia. Además, si van a tener hijos, deben plantearse cómo manejarán la educación religiosa y valórica de los niños.

8. ¿Cuáles son nuestras adicciones?

Hay quienes se inclinan, en mayor o menor medida, al cigarrillo, al juego, al alcohol, al trabajo, al deporte, a las fiestas o a la comida, entre otras posibles adicciones. Por lo tanto, es fundamental detectar si ese hábito recurrente incomoda o, por el contrario, si es factible lidiar con él. ¿El peor escenario? Casarse con la intención de cambiar a alguien, ya que de entrada puede resultar desgastante.

Ahora ya saben que antes de ilusionarse con los preparativos del matrimonio es primordial que conozcan plenamente a la persona con la que pretenden compartir el resto de sus vidas. Y por más obvias que parezcan las preguntas recién mencionadas, lo cierto es que tener una conversación madura y sincera les servirá para enfrentar el futuro con más sabiduría y tesón.