El matrimonio de Javier y Constanza en Las Condes, Santiago

La semana de nuestro matrimonio estábamos muy nerviosos porque los casos de Covid habían estado subiendo y era probable que se acercara un cambio de fase. Con el anuncio del día lunes de esa semana nos relajamos y pensamos que estábamos listos, estábamos felices de que ya teníamos el día asegurado y podíamos concentrarnos en los últimos detalles, pero el día jueves se anunció un cambio de fase que no nos iba a permitir celebrar el matrimonio el sábado, como habíamos pensado.

Después de sufrir, enojarnos y patalear sin creer todavía este cambio inesperado, nos pusimos todos, nosotros y nuestras familias, a coordinar todo para ver si podíamos mover la fecha del sábado al viernes, ¡todo esto con nada de tiempo de anticipación! Tuvimos mucha suerte porque ninguno de nuestros proveedores nos falló, la iglesia encontró un espacio un poco más tarde para celebrar la misa el día viernes y, a pesar de que resultó ser un matrimonio muy movido, con mucho cambio y algo más corto de lo normal por el toque de queda y el cambio de horario de la misa, lo pasamos increíble.

Nos acompañaron casi todas las personas que esperábamos con el aforo permitido, comimos, bailamos, nos reímos, nadie se enfermó y todos disfrutamos, especialmente después de tanto tiempo sin poder participar de eventos de este tipo y compartir con amigos y familia de esta forma.

Estamos muy agradecidos de nuestros proveedores que se la jugaron por nosotros y de toda la gente que nos ayudó y nos apoyó en el camino, incluso sin conocernos. Fueron una parte importante de lo especial de nuestro día.