El matrimonio de Nino y Salva en Las Condes, Santiago

Con una fuerte carga de trabajo, madre de familia y además cursando un magíster con clases de lunes a sábado de 18:00 a 22:00 en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de Chile (siendo humanista), mi andar por la ruta previa al matrimonio no había sido fácil…básicamente se resumía en hacer cosas para la boda los domingos de 8:00 am a 23:00 horas sin parar; proceso en el que me “agarré” con varios seres queridos producto del estrés y la presión; por lo que tomarme algunos días y quedarme con parte de mi gente en un hotel, fue la mejor forma de agradecer a quienes me dieron una mano en el proceso, y también para poder estar tranquila, comer saludable, dormir y descansar luego de aproximadamente 3 horas diarias de sueño en el último año.

Comencé temprano a prepararme, a las 7 am ya estábamos todos tomando desayuno. Luego vino una charla con la florista y una mañana de piscina para relajarse. A las 12:00 me fui a mi habitación, donde me esperaban los estilistas, quienes nos maquillaron, peinaros, hicieron manos y pies a mí y a todas las mujeres que me acompañaban. Pensé que aún era muy temprano, por lo que les pedí que empezaran con mi madre y hermana, la dama de honor y mis ahijadas, y yo me metí al jacuzzi, cerré los ojos y muchos momentos de mi vida pasaron por mi cabeza. El primer beso; el nacimiento de nuestro hijo Ignacio; los apremios económicos mientras éramos estudiantes universitarios y vivíamos con los suegros; la dolorosa muerte de mi hermano menor casi en mis brazos hace cuatro años, y el reciente fallecimiento producto de un largo proceso de cáncer de mi abuela, mi mamita Bella, quien me hizo entrar en este mundo de la novia “para terminar con el concubinato”. Pensé que sólo habían sido minutos, pero no, habían pasado horas. Pronto entro a mi pieza un ejército liderado por mis ahijadas de 5 y 10 años diciendo ¿Nino, qué haces aún ahí? ¡Madrina…hoy es el gran día!, ya eran las 4 de la tarde y mi matrimonio era a las 19 horas. Cómo pude, me paré y comenzamos con el proceso de transformación en que cenicienta se convierte en princesa. Todo fue registrado por el fotógrafo (una de las decisiones más acertadas), ahí aumentaron mis nervios, comencé a sentir que faltaba poco para presentar todo lo que había estado preparando….Los invitados ¿Llegarán todos? ¿La iglesia estará ok? ¿El coro? ¿El club tendrá todo listo? ¿Bailaremos bien frente a todos? ¿Y si algo no resulta?.... eran preguntas que no podían abandonar mi mente. Estaba tan histérica, que me tuve que tomar dos copas de champañas rosa casi al seco y fumarme algunos cigarrillos (interrumpiendo el proceso) para poder avanzar…

Muchas personas creen que al ser una larga relación no hay nervios. Eso es mentira, incluso por el contrario, creo que es más difícil todo, aunque no menos hermoso o romántico. Y es que en 16 años y medio de pololeo conoces a muchísima gente. Personas que nos ayudaron siendo padres adolescentes, amigos que nos dieron trabajo, familia que siempre nos apoyó, los vecinos de la primera casa, etc.De hecho, creo que armar la lista de invitados fue una de las cosas más dificiles del camino al altar, y por supuesto que aún hay algunos resentidos por no incluirlos. No se preocupen, eso siempre pasa…

Mi esposo por su parte, se preparó en nuestro departamento con sus padres y hermanos. Sin embargo, intentó llamarme muchas veces y yo no fui capaz ni de hablar, estaba en crisis. Una de mis niñas había manchado el vestido blanco con labial rojo…lloré y me corrí el maquillaje, así es que tuvimos que comenzar todo de nuevo, siendo las 18:00 horas, mientras esperaba ansiosa a que mi adorable dama de honor llegara con el vestido de la tintorería.

Recién a las 19:30 horas salí rumbo a la iglesia, se supone que me casaba a las 19:00, era muy tarde y había mucho taco, era viernes…era de esperar y aunque había tomado todas las precauciones y hecho un largo check list, había salido con retraso. Decidí que no dejaría que eso me turbara de nuevo, y con una sonrisa respiré, me tomé una foto con mis ahijadas y dije ¡Que sea lo que Dios quiera! Mi recomendación es que no se confíen en la hora, es mejor hacer todo con más tiempo del estimado y así poder actuar en caso de imprevistos. Mientras mi guata esperaba volar, mantuve los ojos en mi ramo admirando la belleza de las flores naturales, y dejé que mis oídos se deleitarán con la Sonata Claro de Luna de Beethoven.

Siendo las 20:00 horas en punto entré en la iglesia donde todos me esperaban, especialmente mi amado Salvador. Todo estaba según lo acordado, la ceremonia fue súper simbólica para nosotros, realizamos la lectura del libro de Tobías: "Yo te he escogido a ti entre mil. No te pareces a nadie". ¿De dónde viene ese amor por alguien, ese alguien "único" que tú has escogido entre tantos otros? "Se tiene la impresión de haber llegado a él conducidos misteriosamente: sí, el amor procede de más allá de nosotros mismos" Sin embargo el cristiano no cree en el destino. Sabe que tiene que construirse él su propia vida, su amor, su felicidad, su hogar. Dios ama al hombre demasiado para hacer las cosas sin contar con él. Dios se limita a bendecir lo que nosotros elegimos, los lazos que forjamos con la prudencia y sabiduría requeridas. Esta colaboración entre el hombre y Dios se llama caridad. Fue mágico.

Luego nos fuimos a dar vueltas en el auto y paramos en el tradicional Parque De La Aviación por algunos instantes, antes de continuar hacia el centro de eventos. El conductor llamó al Club Palestino e informó que estábamos a cinco minutos, nos abrazamos, besamos y entramos entre aplausos caminando por una larga alfombra roja; me sentía una princesa en un cuento de hadas con mi príncipe azul, con quien después de tres intentos de casarnos cancelados por trágicas condiciones, estábamos cumpliendo un sueño.

El tema de la fiesta era la playa, por lo que estaba todo decorado según ese estilo con colores azul, celeste, beige y verde por las palmeras... todas las mesas tenían nombres como Bayahibe, Jamaica, Bahamas, Varadero, entre otros. En la terraza había un escenario con el animador esperándonos y una decoración caribeña. Brindamos, agradecimos la asistencia y comenzó el cóctel con las primeras felicitaciones.

Toda nuestra gente estuvo acompañándonos en cuerpo y alma, a excepción de mi hermanito Ricardo que con sólo 21 años se fue al cielo y de mi abuelita Bella Pardo, quien partió poco tiempo antes del mismo matrimonio. Sin embargo, ellos dos también estuvieron presentes en alma y su cuerpo físico representado por dos fotografías acompañadas de candelabros que fueron puestas en cada extremo de la mesa de los novios. Y aunque en el momento del discurso, se me cayeron unas lágrimas, fue un detalle de un valor incalculable el colocar esas fotos, no sólo para mí, sino también para la familia, especialmente por mis padres.

Después de la cena, todo ocurrió muy rápido. Las fotos por cada mesa, los saludos, más brindis. Uno de los momentos más sublime del evento fue el vals de los novios, con música de Tchaikovsky, fue tal cual aparece en La Bella Durmiente, aunque mejor, porque no solo bailé con mi príncipe, sino también lo hice con mi hijo, mi padre y mi adorado tatita; mientras mi (ya marido en ese entonces) lo hacía con su madre, la mía y mi hermana.

Acto seguido, mostramos un video a los asistentes con parte de nuestra historia, fotos desde que éramos niños hasta lo que somos hoy. Fue un bello momento y además yo aproveché de cambiarme ropa para el siguiente baile con los amigos, Ed Sheraan con Thinking Out Loud, canción que pese a largas horas de ensayo, terminó un cantante profesional en vivo, mientras nos abrazábamos con todos quienes quisieron hacerlo…y bailar.

Finalmente, volví a mi atuendo de princesa, tiramos el ramo, la liga y cortamos la torta. Celebrando así todos y cada uno de los ritos de la fiesta del matrimonio, no por nada habíamos esperado 16 años. Bailamos hasta las 5 de la mañana mientras corrían los videos de las canciones en el telón, se mostraban algunas fotos de la ceremonia y fiesta, jugábamos con el cotillón al compás de las luces de colores, otros comían en el carrito de lomitos y completos de la terraza, otros tomaban consomé, algunos (como mi hijo y su grupo de amigos) se sacaban las últimas fotografías en la cabina fotográfica y yo…yo sólo daba gracias a Dios, a la vida y a cada persona que me ayudó en este proceso, incluido matrimonios.cl y los cientos de chicas que con sus consejos me orientaron y me ayudaron a tener uno de los días más felices de mi vida.

Esto ocurrió hace cuatro meses atrás, y cada día estamos más enamorados y pronto tener otro hijo, y estar juntos hasta que Dios disponga lo contrario.

¿Mi recomendación? Disfruten a concho cada instante, no se compliquen con lo que no resulta o sale como planeaban, porque siempre hay detalles que se caen a último minuto. No conozco a ninguna novia que no haya tenido alguna complicación en su día. Pero sin duda vale la pena. Además no olviden que los más importantes ese día son ustedes, y que los que asisten son quienes los quieren.

Un abrazo a todas.