El matrimonio de Ignacio y Cynthia en Santiago, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

El día de mi matrimonio fue realmente hermoso, donde la historia de amor que tanto soñé al fin estaba haciéndose realidad. La verdad, no estaba nerviosa mientras me arreglaba. Luego me fui del hotel, a la ceremonia. Mi papá y mi cuñado me llevaron en un auto blanco muy lindo (que uno de mis invitados me prestó para que llegase como toda una princesa). Como a toda novia me pasaron unos cuantos chascarros: dejé olvidado mi ramo (que también una invitada me regaló) y cuando mi papá sube a buscarlo a la habitación, se equivocó y me trajo un ramo de rosas que me había enviado mi novio como un detalle antes de la boda. Nos pusimos nerviosos, pero no histéricos.

Luego al llegar tenía miedo, ya que mis zapatos me jugaron una mala pasada y no me quedaban de lo mejor. Pero bueno, son pequeños detalles que uno deja pasar, pero no afecto en nada. Verlo ahí parado en el altar me causo mil sensaciones, quería llorar, gritar, correr y abrazarlo.

En el momento de los votos no pude decirlos ya que me emocione, pero creo que es parte de eso, ¿no? Alrededor de 150 invitados nos acompañaron en nuestro día, a pesar de que nos faltaron algunas cosas por hacer, ya que nos relajamos bastante. Tuvimos una noche hermosa, donde realmente fui completamente feliz, bailamos, nos reímos y comimos mucho. Lo más importante es que nosotros lo pasamos bien y mis invitados lo pasaron excelente. Faltan palabras para agradecer a Dios y a todos quienes ayudaron a hacer esto posible. Lo único que me pregunto todo el día es: “¿Por qué pasó todo tan rápido?”