El matrimonio de Alejandro y Rocío en Puyehue, Osorno

Pasó tanto tiempo y nadie me decía nada. Finalmente, le dije a mi hermano que no podíamos retrasarnos más, así que nos fuimos. De camino al lugar todos me llamaban para decirme cosas que me ponían más nerviosa. Así que pedí que no me llamaran más, porque me tenían vuelta loca. Llegamos a la casa de mi abuela donde tenía que pasarme a buscar a mi papá y ya estábamos a 5 minutos del lugar. Realmente, todo lo que no tenía que pasar, pasó ese día. Omití muchos detalles, pero lo logré, llegué. A la distancia vi a mi amado esposo esperándome, vestido de azul, con su sonrisa hermosa que me llenó de calma. Me bajé del auto mientras sonaba la música para los padrinos y las damas de honor y esperé hasta que llegara mi turno.

De pronto, escuché la bella melodía que mi querido amigo Oscar compuso para mí y supe que había llegado mi momento. Le dije a mi papá: "Sujétame bien porque siento que me voy a caer". Él me dijo: "Hija, estás hermosa y sólo deseo que seas muy feliz, sé que Alejandro te ama de verdad y eso me da tranquilidad". Me dieron tantas ganas de llorar, pero no, el maquillaje.

Caminé por el pasillo, vi muchas caras amigas, escuché a varios decir que me veía radiante y hermosa. Pero a mí sólo me importaba él, sé que es cursi. Pero, ¿han estado ahí? ¿A punto de dar el “si” más importante de la vida? ¿Viendo al hombre que amas nervioso y quebrantado esperándote en el altar?

Luego, sólo sé que nos prometimos la vida entera el uno al otro, le pedimos a Dios que siempre formara parte de nuestro hogar y nos besamos intensamente. No saben lo feliz que me sentía por dentro. No saben lo segura que estaba de haber escogido a ese hombre de tan bello corazón para que sea mi compañero eterno. No se imaginan la unidad que sentí a su lado solamente con poner el anillo en su dedo y decirle cuanto le amo.

Recibimos los abrazos y buenos deseos de nuestros invitados. Vinieron las fotos y las risas con cada uno de ellos. La comida deliciosa que ya todos esperaban (porque me demoré mucho así que todos tenían hambre). Los juegos para solteras y solteros, también hubo para los casados. No faltaron las solicitudes de nietos y sobrinos, los recuerdos para ellos y los regalos para nosotros. Son tantos detalles y momentos.

Finalmente nos despedimos de esos bellos amigos y familia que nos acompañaron en ese importante día y nos fuimos a nuestra esperada luna de miel. ¿A qué? Bueno, ya se imaginarán a qué.

Rocío y Alejandro (junto a Dios) por siempre.