El matrimonio de Javier y Antonia en Peñalolén, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

El día de nuestro matrimonio nos despertamos ambos muy emocionados. Tomamos desayuno juntos contándonos lo nerviosos y felices que estábamos de que por fin, despues de 10 meses desde que nos comprometimos, ibamos a ser marido y mujer.

Alrededor del mediodía nos separamos para arreglarnos cada uno por su cuenta, él con sus padrinos de boda y yo con mis damas de honor, que me ayudaron a hacerle los últimos arreglos a mi ramo de novia y también me maquillaron y peinaron. Luchamos mucho con el maquillaje, yo creo que con los nervios nada me convencía, pero al final quedó todo precioso. Sin embargo, nos demoramos tanto en decidir que llegamos justo a la hora y tuve que esperar en el auto hasta que fuera hora de entrar para la ceremonia, tratando de que nadie me viera mientras llegaban los últimos invitados.

Fue una ceremonia civil, por lo que apenas llegó el oficial del registro civil al centro de eventos me tomé del brazo de mi papá para caminar hacia el altar. El lugar quedó hermoso, la decoración con luces de hada y lleno de flores en el jardín del lugar era realmente encantadora. La ceremonia salió perfecta, todo muy emotivo entre nuestros votos y las palabras de las damas de honor y mi mamá.