El matrimonio de Carlos y Dámaris en Chillán, Ñuble

La crónica de nuestro matrimonio

¡Fue un día flash! Es cierto cuando dicen que el día del matrimonio pasa súper rápido. ¿Cómo sabemos que todo fue espectacular? Porque nuestros invitados así nos comentan. Fue un día que comenzó temprano, cada uno preparándonos por separado. Cada cosa, cada profesional (maquilladora, fotógrafo, chofer del auto, etc) llegó puntual y eso hizo que estuviéramos siempre tranquilos. Así como también la productora contratada, ya habíamos asistido a un matrimonio con ellos, así que confiábamos en ellos y no nos decepcionaron.

Fue sorpresa para nosotros también, ver cada detalle y lo hermoso del lugar. Cuando caminé hacia el altar y ví a mi novio, fue mágico. Estaba tan lindo vestido y su carita al verme, lo decía todo. Yo entré muy emocionada, aguantándome las lágrimas, junto a mi mamá y mi papá. De fondo sonaba una canción que le dediqué a mi amorcito, entonces entre tanto lograba tararear la letra, que es una promesa de amor.

Cuando salimos de la iglesia, nos fuimos juntos con el chófer (en un auto soñado, un clásico) y el fotógrafo. Sacamos unas copas con espumante, pusimos música de fondo y nos relajamos para sacar las primeras fotos. Luego en la fiesta, nuestros invitados y familia, lo dieron todo. Nos sentimos tan acompañados y lo pasamos espectacular, tanto que los pies me dolieron por tres días ja, ja, ja. La música, cóctel, comida, bebestible ¡todo excelente! Sin duda fue un día mágico e inolvidable.