El matrimonio de Rodrigo y Cindy en Antofagasta, Antofagasta
En la playa Verano Morado 4 profesionales
R&C
21 Ene, 2017La crónica de nuestro matrimonio
Hola a todos, queremos contarles nuestra experiencia, primero que nada nuestro matrimonio se celebró en Antofagasta en el Centro Recreacional El Loa, a orillas de la playa, un lugar muy bonito.
El día de nuestra boda fue un día muy especial. Fue un día en el que se mezclan muchos sentimientos: alegría y tristeza, emoción y diversión, en ocasiones me sentí confundido por lo que estás sintiendo y viviendo. Fue el día con un registro de calor extremo en Antofagasta.
No les puedo decir que estén tranquilos, es imposible estarlo, son sentimientos totalmente normales, propios de la experiencia que estábamos viviendo. Lo que puedo decirles con certeza es que disfruten al máximo de este día tan maravilloso, al igual que nosotros.
Llegó nuestro momento. Aquel con el que tanto tiempo llevábamos soñando, el que deseábamos con tanto entusiasmo llegara, claro que cada día que pasaba los nervios aumentaban con el correr de horas y todos los preparativos.
El broche de oro de nuestra historia, nuestros anillos, ese día en el que nos prometemos amor eterno y comenzamos a disfrutar de una nueva etapa, de una nueva vida juntos.
Seguir leyendo »Esta nueva vida es lo que nosotros deseamos, nadie nos obligó a hacerlo, pero a pesar de la felicidad de este día pueden surgir sentimientos de nostalgia o tristeza. A partir ese día, nuestra vida cambió y comenzó una nueva etapa.
Es ley de vida el comenzar tu propia historia y crear tu propia familia. El día de la boda sólo es el punto de partida para esa nueva vida, por lo que es inevitable que surjan los sentimientos de cariño y emoción hacia tus padres y hermanos.
Comencé a vislumbrar de este cambio a medida que pasaba el tiempo antes de nuestra boda, preparando y diseñando los partes de matrimonio, pensando en lo que íbamos hacer y preparando una que otra cosa por nuestra propia iniciativa, debo dar las gracias a quienes nos ayudaron y bastante, a quienes nos soportaron con los cambios de ideas, pero era nuestro momento.
En el instante que estaba en la barbería, llegara a casa a prepararme y vestirme de novio, es el momento en el cual me dije ya no era una prueba de mi traje, era mi gran día, nuestro día.
Hubo momentos característicos en los que sentí mariposas en el estómago, o se me quebraba la voz por la emoción contenida por lo mucho que significa para nosotros.
La salida de mi casa hacia el lugar del evento fue un tanto caótica con apuros, todos estábamos un poco atrasados con nuestras vestimentas y los genios un tanto elevados por el calor y la emoción propia de cada uno. Llegué primero yo para recibir a los invitados, algunos de los cuales estaban de temprano en el lugar, anduve dando algunas vueltas por el local para ver que todo estuviera en su lugar, con los nervios ya se imaginarán, cómo esperando a la novia para seguir el protocolo que habíamos preparado con Cindy.
La llegada de Cindy fue uno de los momentos más gratos y hermoso que viví, al verla bajar del auto con su vestido blanco, con su sonrisa tierna, un tanto preocupada también, como un resplandor de luz que te llega al corazón, que te acelera pero a la vez te mantiene calmo con una gran sonrisa.
Nuestra entrada siguiendo el camino de una alfombra roja en dirección al altar, el cual estaba ubicado a orillas de mar, fue por separado. Primero caminé del brazo acompañado por mi madre mientras se escuchaba de fondo la canción “Hasta mi final” de Il Divo. Llegamos al altar, detrás los pajes y acompañantes de la novia. Sintiendo las miradas de los familiares, amigos e invitados, estaba algo tenso.
Pasaron algunos segundos y de repente se empieza a escuchar en vivo la canción “Me gustas” de Mario Guerrero, cantada por Nena Ovando, perteneciente al Teatro Municipal de Antofagasta, cuando ella apareció tan hermosa acompañada de muchos aplausos y del brazo de su abuelo, quien la entrego en el altar, de ahí en adelante todo fueron miradas y sonrisas de complicidad entre nosotros, escuchando las palabras del pastor basado en el mensaje de nuestras invitaciones… “El matriminio es… Un compromiso... Una bendición... Un amor sin fin... Un regalo de Dios... Una historia de amor para toda la vida... Un lazo que es más fuerte que todos los otros... Es para siempre”.
Llegó el momento de los votos, nunca había estado tan lleno de emociones, nervioso y la vez con ganas de continuar, no les miento, se me quebró la voz en un momento, hice una pequeña pausa, tomé aire y continúe. Luego fue el turno de Cindy, al verla y escucharla pude sentir su emoción y miles de sonrisas salían de mi rostro.
Llegó el instante tan anhelado “Sí quiero”, la llegada de los anillos marcó el nuevo camino, las palabras… “Rodrigo, ¿tomas por esposa a Cindy? ¡Sí quiero! Cindy, ¿tomas por esposo a Rodrigo! ¡Sí quiero!” Y el tan esperado beso con el cual sellamos nuestro compromiso de vida juntos. Aplausos, llantos y gritos se escucharon, nos presentaron como esposos, esperamos unos momentos disfrutamos, caminos de vuelta desde el altar en la playa por la alfombra roja hasta el salón de eventos, un camino lleno de burbujas marcó la diferencia y lo hizo más hermoso, risas aplausos, lágrimas, felicitaciones, abrazos con nuestras familias y amigos. Los cuales nuevamente despertaron los sentimientos más emotivos de cada uno, más de una pequeña lágrima de felicidad afloró, solo puedo decir que lo disfruten.
Nosotros no salimos en caravana, solo lo hicimos los dos juntos rumbo al Muelle Histórico para sacarnos unas hermosas fotos, debo decir que algunas personas se nos acercaron para felicitarnos, más de un auto al pasar tocó sus bocinas y saludaron.
De vuelta de nuestro pequeño paseo llegamos al salón de eventos, la entrada estaba engalanada con una alfombra roja, adornada con luces a los lados, que nos encaminaron al centro del salón, una vez allí llegó la instancia de dar las gracias a todos quienes estaban compartiendo nuestro sueño acompañado del brindis con nuestras copas personalizadas.
El vals tan esperado fue especial y muy emotivo debido a que nuestros padres ambos fallecieron de cáncer, por lo tanto Cindy decidió bailar con todos los hermanos de su padre, lágrimas, sonrisas y aplausos, es algo que recordaremos siempre. Después del vals hubo una breve pausa y decidimos comenzar con el baile más alegre y amenizado, como debe ser en una boda.
Las diferentes actividades como tirar el ramo y la liga siempre estuvieron bien amenizadas y con buena música y expectativas, tuvimos el acierto de contar con un excelente dj y una buena amiga, quien fue la que hizo de maestra de ceremonia cuando se requería. Una de las últimas actividades fue partir la torta juntos, siempre a su lado intentando guiarla y ayudarla, siempre sonriendo, disfrutando el momento con nuestras miradas de complicidad.
Lo último fue cuando todas las invitadas solteras se reunieron alrededor de la mesa para elegir una cinta y ver a cuál de ellas le saldría el anillo como símbolo de buena fortuna. Después siguió el baile y decidimos escaparnos a nuestro viaje de luna de miel.
Como podrán imaginar, el día de la boda es un día tan especial, cargado de emociones y sentimientos muy diferentes. Nosotros recomendamos que disfruten el día, quien se casa son ustedes.
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