El matrimonio de Roberto y Faviola en La Reina, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

Este día fue el más cansador y estresante de toda la preparación, pero a la vez, el más más bello de mi vida hasta hoy. Partimos a las 7 de la mañana, mi esposo pintando la iglesia y yo terminando los recuerdos y el orden de las mesas. Alrededor de las 15 hrs. nos separamos para cada uno partir a sus respectivos lugares a ponernos bellos, yo al hotel y mi esposo hacia donde sus padres. En el Hotel con mi hermana, 1 amiga, 2 de mis 3 sobrinas y mi papito, fue un momento de mucha introspección donde solo pensaba en lo mucho que habíamos soñado y trabajado para este momento. Como nada es perfecto, llegué con media hora de retraso a la iglesia, pero sin ni una lágrima como siempre pensé que sería (yo soy muy sentimental), estaba tan feliz que la sonrisa la tenía de oreja a oreja. Mis pajes se veían preciosos, con mi hermana les hicimos sus humitas y el corazón de los anillos los hice yo, la verdad es que quedaron muy lindos, y no porque los hiciera yo. La ceremonia fue muy bonita, me sentí muy cómoda ya que el curita que celebró nuestra boda era nuestro amigo, aparte era su última misa ya que luego de esto renunciaba a sus votos. Nos dio este regalo ya que necesitábamos que alguien que nos conociera nos bendijera en nombre de Diocito. Así paso la boda por la iglesia, con mucho dolor por la pérdida de una familiar días antes, pero feliz de unir nuestra vida en nombre de Dios. Fue un día maravilloso donde disfruté mucho de la fiesta y con todos quienes nos acompañaron. Hoy llevamos 6 meses de casados donde día a día aprendemos más y hemos ido madurando poco a poco, pero lo más importante es que amo a mi esposo más que nunca, y la familia, pronto vendrá.