El matrimonio de Sergio y Carmen en Vitacura, Santiago
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S&C
27 Feb, 2016La crónica de nuestro matrimonio
Los preparativos partieron 1 año antes, yo soy muy organizada, y no iba a dejar a azar los preparativos, sin embargo a 1 mes 1/2 me di cuenta que pasan cosas que no tienes como prever. Me llaman por teléfono y me dicen le cancelaron la patente de funcionamiento a mi centro de eventos en Providencia, y que debemos cambiarnos de lugar, aun no se sabía a donde, ahí fue terrible para nosotros, pero nos unimos más como pareja. Nuestras familias vienen de San Bernardo, Maipú, Viña y Providencia nos quedaba super bien, pero ahora era La Reina o Vitacura. Los partes estaban enviados, qué hacer, asumimos, y ocurrió lo que pensamos, mucha gente nos canceló, pero bueno seguimos adelante porque nuestro proyecto era nuestro motor y nuestra inversión, por fin tuvimos humo blanco un hermoso centro de eventos en Vitacura, pero en nada similar al previo, era muchísimo más grande y espacioso, había que hacer cambios. Le pusimos el hombro.
Nos esmeramos mucho más corriendo de un lado a otro, haciendo llegar nuevos partes a los invitados (los primeros los hicimos nosotros a mano), informándole a los proveedores, corriendo al civil de Vitacura a cambiar la hora, tuvimos que retrasar una hora el matrimonio versus lo original a las 21.00, pero todo valió la pena.
Seguir leyendo »Cuando llega el día de tu matrimonio, aunque estés preparado para los nervios, ocurre que no es lo mismo imaginar que vivirlo.
Nos levantamos bastante temprano para ir al centro de eventos a revisar los últimos detalles. Para eso pasamos a tomar un rico y goloso desayuno junto previo al gran evento.
Luego regresamos a la casa, descansamos un rato (él durmió), y decidimos yo me vestía en el departamento y él en la casa de sus papás, así que llegaron mi hermana, mi madre y abuela y comenzó la sesión de belleza, nos reímos mucho y estábamos todas emocionadas, en paralelo mi marido se arreglaba donde sus papás.
Llego mi peluquera adorada, quien hizo maravillas conmigo y con mis familiares, y ya a las 18:00 estábamos listas, sólo nos faltaba vestir.
Eran las 19.00 tenía todo listo, los nervios a mil, emocionada 2000, feliz 3000.
Llego mi papá y el vehículo a buscarnos y ya a las 20:00 no pude aguantar más, salimos todos juntos de mi casa, yo misma le eche llave a mi puerta, sabiendo de vuelta todo sería diferente. De ahí vienen los chascarros.
La novia, salió puntual, pero la persona del civil llegó atrasada, ahí estaba la novia haciendo hora, ¡todos me tocaban la bocina! Me deseaban buenos deseos, en un semáforo un hombre que limpiaba parabrisas me decía: “Arrepiéntete” yo le respondía, “No puedo, porque estoy enamorada”.
En paralelo mi marido me decía, ya llegó el oficial, y raudos nos fuimos al centro de eventos.
Subo las escaleras del brazo de mi papá, y debía entrar por el final del salón, pero algo me atrae hacia la primera entraba, rauda y veloz, me hundí en una mirada hermosa, un hombre maravilloso esta al pie del altar esperándome, era mi futuro marido que me sonrió cuando me vio pasar, y yo en vez de seguir, hipnotizada, solo quise entrar para estar a su lado. Todos los invitados se sorprendieron, se sintió un ¡ahh! gigante, pero ya estaba ahí, fuera como fuere.
El oficial del civil, un 7, amoroso, hizo de la ceremonia algo inolvidable, super cercano, hasta nuestros padres pudieron decirnos hermosas palabras, nuestros amigos, y nosotros decirnos cuanto nos amábamos y estábamos felices de estar ahí. Lo que más me gustó es que nadie lloró, solo estábamos emocionados, y reíamos. Debo decir soy una bendecida, amo a mis suegros y sé que ellos a mí también. Así como la familia de mi ahora marido, siempre me hizo sentir participe y parte de ellos.
Como sorpresa al finalizar la ceremonia, los invitamos a la entrada y soltamos al cielo muchos globos de helio, con buenos deseos mutuos para toda nuestra familia. Fue un tesoro de momento. Los amigos de mi marido (me comenta él), le dijeron, nunca lo habían visto tan feliz, yo lo vi feliz, feliz, pero me sentí dichosa, porque muchos momentos hemos sido muy felices, pero pocos como este.
Al volver en medio de vals, olvidé los pasos, pero mi amado esposo me apoyó para seguirme el paso despistado. Y luego de la cena la liga, ups, me la olvidé en la casa. Improvisando con unas cintas, todos muertos de la risa.
Bailamos hasta muy tarde, mi mamá nunca la había visto tan feliz, tanta gente contenta, y deseándonos cosas buenas hasta hoy recuerdo y recuerdo y atesoraré esos momentos.
Ayer cumplimos una semana de casados, y la verdad encontré mi centro, estamos felices y esperamos dure por mucho tiempo más.
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