El matrimonio de Rodrigo y Romina en Santiago, Santiago

Mi tía me abrochó los botones y sentía como si las manos de mi mamá tocaban mi piel y cerraban los broches, luego me sentaron y veía cómo la niña que me preparó colocaba loción en mis piernas, me abrochó los zapatos y me puso la cola del vestido. En una sensación completa de estar en un sueño, me sentía como si volviera a tener 7 años y mi mamá me preparaba para salir a lo que sería el evento más importante de mi vida.

Comencé a caminar, tomé el ramo y mi tío me tomó del brazo, tomamos el ascensor y bajamos al hall, todo fue realmente glorioso, la gente me miraba y lo único que sentía era felicidad. Llegué donde estaba mi novio esperándome y sentí que al fin estaríamos juntos para siempre y que nada ni nadie nos separará nunca más. Es mi novio, pensé, es mío y yo de él.

Me acerqué al altar y con el son de la canción "Gracias a la vida", que le pedí a una amiga me cantara en ese momento, me bajé de la nube que me llevó hasta allí y comenzó lo que sería la mejor celebración que he tenido hasta ahora en mi vida.

Fue una tarde grandiosa, todo el mundo estuvo feliz de vernos y disfrutar cada detalle que preparamos para los invitados. Nunca pensé que casarse significaría tanto, vi muchas imágenes y videos de novios, pero vivirlo en carne propia es algo único e inimaginable solo hasta el momento en que realmente está pasando.

Me gustaría que todas las parejas del mundo pudieran vivir esta experiencia, creo que es demasiada felicidad y amor lo que se siente de muchas personas es una energía única que nunca olvidaré y que estaré eternamente agradecida de la vida por haberme brindado la posibilidad de ser por un día la mujer más feliz de la tierra, compartiendo esta felicidad con su ahora ya esposo y futuro padre de sus hijos. Nos casamos porque queremos hacer una familia.