El matrimonio de Nicolás y Carolina en Isla de Maipo, Talagante

Paré el show, me puse el vestido, el violinista tocando. Llego a la puerta y me doy cuenta que con las prisas no me puse el falso, casi me caigo. Corrí, me puse el falso y salí, fui escoltada por mis padres hasta llegar al altar con el hasta entonces mi novio y de fondo el violinista tocando su versión de Metal Gear solicitada, creo que explotó mi corazón.

La jueza nos da sus palabras y nos besamos, hasta nos retó por besarnos antes de tiempo.

Tocaba ahora la ceremonia simbólica. Mi cuñado, el encargado de oficiar esta no llegaba. Cuando nos disponíamos a empezar sin él e improvisar con mi esposo, llegó, nos dedicó unas bellas palabras, llenamos nuestros recipientes de arena y amor, y comenzó el coctel en el cual realizamos el brindis tradicional. Me cambié a las zapatillas y me recogí la cola del vestido rapidito ya que mi hijo mayor loquiaba por todos lados.

En la cena tuvimos entrada de ceviche, realizamos el segundo brindis con cerveza, cenamos carne con salsa de vino y papitas duquesa con variedad de ensaladas, el local ponía el vino pero yo llevé uno especial que es de todo mi gusto y me fascina (cepa moscatel) Comenzó la fiesta con el baile de los novios que mi esposo adaptó para que comenzara como vals, pero en realidad fue un twist y hasta karaoke hubo. Fue genial, mi hermana se llevó a mis hijos y los recogimos ya el domingo. Y hasta ahora, más de un mes del felizmente casados, espero a todas les vaya super en sus historias, un abrazo.