El matrimonio de Mariano y Paulina en Buin, Maipo

Mariano entró del brazo de su padre y una de sus hermanas

Yo entré del brazo de mi papá y de mi mamá al son de la música Thousand Years en donde una de las partes de la canción se la dediqué en lengua de señas. No pude hacer nada más que mirarlo a él mientras caminaba al altar, no supe quién había ido y quién no (luego me contarían que estaban casi todos llorando de la emoción).

Dentro de la ceremonia hicimos un momento de honra a nuestros padres y hermanas, fue muy lindo poder honrarlos públicamente con palabras y obsequios por quienes son y por lo que hicieron en nuestras vidas de solteros.

La ceremonia fue muy muy muy bella y amena, hicimos el rito de la arena, tomamos santa cena y Mariano rompió la copa en donde bebimos el vino como símbolo de que de “Esa copa, NADIE más beberá” estableciendo que yo ya le pertenecía y él me pertenecía a mi.

También tuvimos la bendición de un amigo judío que vino desde Israel y nos dio la bendición en hebreo.

La fiesta fue muy bella, nuestros amigos y familia, todos bonitos, y como bueno… no sólo hay que contar las cosas buenas sino, la película completa, aquí va lo no tan bello.

Lo pasamos chancho, me lo bailé todo (no me lo comí porque solo me entraron 4 vasos de agua mineral en todo el evento). Así es que novias, aprovechen de comer en la degustación todo lo que puedan.

El momento gris, no logró opacar todo el evento, nuestros amigos y familia siguen hablando de lo lindo de la ceremonia (para nosotros lo más importante) y de la fiesta que estuvo muy buena y que hubo mucha comida.

Me gustó coordinar mi boda, me gustó mi matrimonio, sacando lo gris, rescato todo, lo bueno, lo malo, pienso que así será la vida de casada, no todos los días con un sol radiante, pero siempre juntos. Y definitivamente es mejor juntos que separados. Hoy celebramos nuestros 5 meses como familia, una familia muy pequeñita y llenita de amor.