El matrimonio de María Paz y Mauricio en Lampa, Chacabuco

Ahora comenzaba el segundo desafío: Bajar 4 pisos por escaleras con mi gran vestido y cola. No fue fácil, pero mis vecinos me ayudaron en todo momento. Al salir del edificio, me cayó una lluvia de pétalos de rosas.

Luego, subí a una hermosa burrita color beige que llamaba la atención de cada persona que la veía.

Una reacción que me emocionó, fue ver a pequeñas niñas saludarme en la calle, a quienes les llamaba la atención mi vestido de novia y el auto. Creo que sigue muy en pie el sueño de casarse.

Ahora venía la parte emocionante: Yo entraría cantando a la basílica (Basílica del Corazón de María, ubicada en calle Zenteno esquina Copiapó en Santiago Centro). Bajé del auto con la ayuda de mi tío, quien fue la persona que me entregó en representación de mi papá. Él falleció hace un par de años.

Mi cuñada arregló mi vestido, y Soledad la niña del Coro Mariano, a quienes contratamos, me pasó el micrófono y me dio el vamos para que comenzara a cantar. Partí muy bien hasta que la emoción me embargó por completo cuando luego de adaptar mis ojos a la luz, divisé a Mauricio, mi novio. Su cara de sorpresa, lágrimas y alegría me quebró en alma y voz y uno que otro sollozo salió.

Cantamos “ven amada mía”, del Cantar de los Cantares. Todos los invitados estaban emocionados escuchándonos cantar y mientras caminaba por el pasillo, mi hermanito Luis (quien tiene Down) se acercó a mí para abrazarme y darme la bendición. Fue hermoso.

Al fin llegó el momento de estrechar la mano de mi amado. Sus ojos eran buenos, llenos de emoción y cada minuto se transformó en el más hermoso de mi vida. El Padre Fernando llevó a cabo una misa maravillosa, fuera de lo común, logrando junto al coro, que fuese una ceremonia muy íntima a pesar de las más de 170 personas que asistieron.

Y así fue como nos casamos. Para terminar, salimos cantando de la basílica “Amarraditos”, un antiguo tema que nos representa en nuestro amor.

Subiéndonos a la burrita fuimos a sacarnos fotos a la Piccola Italia de Alameda, el lugar en que nos conocimos y aprovechamos de caminar por esas calles frente a la Iglesia San Francisco.

Luego, nos dirigimos a la parcela en Lampa. Allí todo fue maravilloso y a pesar de la ola de calor que afectaba la comuna a las 15 horas, todos estaban felices, al igual que nosotros, porque sabíamos que cada persona que estaba allí era porque realmente nos quería.

A las 16:00 horas tuvimos nuestro matrimonio por el civil en la misma parcela. La señora encargada de casarnos fue muy amable y también hizo de la ceremonia un momento solemne.

De allí el vals y se iniciaba la fiesta con una gran sorpresa, en honor a mi padre. Contamos con la participación de la Estudiantina La Trobada de Santiago, quienes hicieron reír y maravillaron a mis invitados, especialmente a los extranjeros.

A pesar de que el vals que nos pusieron no era el que queríamos, que la presentación de los platos no era la que habíamos acordado, que las flores que puso Eventos Butterfly fueron puras ramas secas y que mi manicurista no llegó, estamos totalmente agradecidos de ese día que nos brindó Dios para unir nuestras vidas en una sola. Nos sentimos tranquilos, conformes, felices. Cada vez que vemos las fotos y los videos, grabados por Rodrigo Villagra nos emocionamos.

El 5 de noviembre se inició un nuevo capítulo en mi vida, ahora como esposa de Mauricio, la persona que me ama, protege y mi ángel guardián.