El matrimonio de Luis y Tam en La Reina, Santiago
Al aire libre Verano Dorado 2 profesionales
L&T
05 Mar, 2016La crónica de nuestro matrimonio
Desperté temprano, cosa rara en mi, y me levanté de un salto. Rabia llegado el día y aún tenía tantas cosas por hacer. Me había acostado cerca de las 4 am, haciendo mi ramo de novia, hasta que quedé completamente satisfecha con el resultado, así que lo primero que fui a hacer, fue correr al refrigerador a ver como estaba, y para mi mala suerte habían unas ramas que se estaban marchitando, eran del mandarino que plantamos juntos en nuestra casa hace tres años, que pena, corté por lo sano y las saqué, ya no era tema, habían otras cosas más importantes.
Desperté a mi hija y a mi novio, y tras un improvisado desayuno, comenzamos a prepararnos. El día anterior habíamos llevado las cosas de decoración al centro de eventos, pero se nos habían olvidado unas, por lo que mi novio decidió llevarlas mientras nosotras nos arreglábamos. Nos fuimos a la peluquería a hacernos la manicure y el peinado, y horas después salimos de allí fantásticas, pero retrasadas según mi horario. Nos fuimos a la casa a vestirnos y a maquillarme yo misma, y cuando estábamos en eso me entero que en el centro de eventos no tenían nada listo, no había nadie y estaba todo tirado. Stress nivel Apocalipsis. Llamaba y llamaba a la encargada y nada, al dueño y nada, el Dj ya estaba allá y debía instalar sus equipos, pero no había nadie que le abriera, y la chica de la pista de baile que se había comprometido a tener todo a las 11 am, también brillaba por su ausencia. Me puse a llorar, ya no sabía que más hacer, tenía mucha rabia, de hecho aún la siento. No sabía que iba a ocurrir y debo decir que no era primera vez que intentábamos casarnos, ya en el 2015 habíamos tenido que suspender la fiesta a una semana de realizarse porque habíamos sido estafados, por lo que los fantasmas de ese horrible momento se vinieron encima de nuevo.
Seguir leyendo »Afortunadamente, llegó mi madrina que venía desde Rancagua, y ella me confortó. Me dijo que no sabíamos que iba a pasar con la fiesta, pero que la ceremonia en la parroquia iba igual, así que nos preparamos para eso, el resto, lo veríamos en el camino. Pedimos algo para comer y nos relajamos todos juntos un rato, nos pusimos en todos los escenarios y nos entregamos al destino con humor.
Llama el Dj para decirnos que la gente había llegado y que se habían puesto a trabajar.
Intento desesperadamente borrar las huellas del llanto de mi cara, pero no hay nada que hacer, me hincho como pez globo y se me mancha la piel, ya da igual. Me pinto y me visto, pero entre tanto ajetreo se me desarmó el peinado, me saco el vestido y vuelvo a la pelu. Afortunadamente me atienden enseguida y me arreglan todo, ahora si acepto que me pongan laca.
Ya es tarde, mi novio acaba de volver del centro de eventos, lo veo preocupado, pero no me dice nada. Se ducha y se viste rápidamente, que pena, pobre, no alcanzó ni a afeitarse, me da un beso y se va con nuestra hija a la iglesia, ya es tarde y tienen que recibir a los invitados.
Yo vuelvo a ponerme el vestido, últimos retoques, ramo, rosario, zapatos, lista. Llega la petsitter para llevarse a mi chihuahua, si algo asi como la niñera del perro, ella se va a encargar de que se porte bien y no se coma a nadie en el matrimonio, y es que mi mini guardián, es cosa seria.
¿A que hora te recoge el auto? pregunta mi madrina, ¿que auto? manejo yo, le contesto ante su cara de espanto. Nos subimos ambas y partimos, primera parada recoger a mi hermana, que risas, la novia conductora, nadie la cree, y peor, yo nunca habia manejado hasta la parroquia, y obvio, nos perdimos. Vueltas y vueltas y el maldito Waze que nos mandaba a cualquier parte. La misa empieza a las 18:00, son las 18:04 y no sabemos donde estamos. Suena mi teléfono y es el novio, quien ante mi amplio prontuario de desorientaciones urbanas, da instrucciones precisas, quedate ahí que te voy a buscar. Estacionamos, nos bajamos y nos fumamos un cigarro en la espera, nuestros teléfonos no paran y nosotras de la risa no podemos ni contestar. Aparecen el novio y su padrino y los seguimos. Llegamos a la parroquia y veo que todo el mundo corre, varios van llegando atrasados, el padre me dice que no me baje que espere ahí hasta que me de su señal, yo la verdad, no entiendo nada. Sin embargo, todo se da de forma natural y la misa es fantástica. Él muy cercano y cálido hace participar a los presentes, nos hace hablar a nosotros, a nuestros padres, a nuestra hija, es todo muy emotivo, el coro en vivo lo acentúa, varios lloran a mares, yo los veo y lucho por contenerme (no quiero parecer pez globo). Al terminar la misa, no se porqué no nos fuimos enseguida, la gente se acercó a felicitarnos, a sacarnos fotos, a reírse con nosotros, a comentar la misa, a saludar al Padre, nadie quería irse. Hasta que recibimos una llamada del Dj ¿donde están? Raudamente partimos todos hasta el centro de eventos.
Llegamos allá y todo el mundo elogia el lugar, que esta rodeado de naturaleza, que que lindo es todo, que esta rica la comida, que si la decoración la hice yo y ahí me doy cuenta, la única decoración instalada es la que les entregué yo, y el resto ¿donde está? Lo mío no era solo complementario. Los organizadores brillan por su ausencia y no hay quien responda. Respiro hondo. Se oscurece y para mi sorpresa, casi no hay luces, lo que en medio de un bosque es complicado, veo que andan todos a tropezones, el camino es irregular y no se ve nada. Inhalo y exhalo.
Pasamos al lugar de la comida y allí tampoco están las decoraciones prometidas, ni guirnaldas de luces, ni lámparas de papel y las carpetas de las mesas no son cafés como estaba acordado, sino calipso. La mesa de los novios no es como la pedimos, ni está ubicada donde queríamos. Cuento hasta 10.
Sirven la comida y esta fría. Se me acaba la paciencia, me paro y busco al encargado, es que yo lo mato. La excusa es muy mala, como se atrasó todo, tuvo que sacar la carne de la parrilla antes. ¡Hasta el cordero esta frío!. Paso por las mesas, y todo el mundo parece estar disfrutando el momento, nadie reclama por la comida y sin duda nadie se da cuenta que falta decoración, solo yo, así que trato de relajarme y disfrutar.
Llega la hora del postre y sacan la torta, es maravillosa, exactamente como la quería, nada de más ni nada de menos, estoy feliz. Al menos a este proveedor si le achunté. Todo el mundo come, estaba exquisita.
Llega la hora de la fiesta, chascarros con el ramo, con el whisky, con los dijes y a bailar, atrás quedó el stress, los problemas, los malos proveedores, los chantas, agradezco que todo terminó y que ya estamos casados. Definitivamente no fue el día maravilloso que yo esperaba, pero ahora al escribir esta crónica, hasta risa me dio, y por primera vez creo que podré reconciliarme con mi gran día, y verlo desde otra perspectiva. Quizás no hay que ser tan exigente, ni tan perfeccionista, tener menos expectativas y dejar que la vida te sorprenda. Ahora miro las fotos, y pienso que después de todo, tan terrible no fue, es más, estuvo bien divertido.
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