El matrimonio de Julio y Diane en Santiago, Santiago

Ya vestida y maquillada los nervios van a un 60%, en eso llega el fotógrafo y empieza la hermosa sesión con la familia, primero mis hijos, luego mi hermana y mi madre, mi cuñada que como buena hermana política ahí estaba apoyándome, me sentía como una verdadera princesa, todo el mundo me decía lo linda que me veía, y en verdad era todo un sueño volviéndose realidad. Después llega el momento de salir e ir camino a la iglesia, un auto muy bello con un chofer que parecía iba a transportar a alguien de la realeza. Mi madre me acompañó pues mi papá falleció cuando yo tenía 14 años, debido a eso le pedí a mi padrino (hermano de mi papá) que me entregara en el altar, cuando llegué a la iglesia ahí estaba mi tío esperándome, muy elegante e increíblemente muy parecido a mi viejito lindo, cuando tomé su brazo sentí que las piernas me temblaban y le dije: “tío, por favor no me sueltes ni me dejes caer”, a lo que él respondió: “jamás”. En ese momento supe que mi padre también estaba ahí, empieza la marcha nupcial y es el momento de avanzar por ese lindo pasillo y todos los ojos posados en ti, al final del pasillo reconozco a mi esposo, el amor de mi vida, el hombre con el que decidí pasar el resto de mis días. Se veía tan hermoso, tan distinguido, después trataba de mirar a los invitados cómo sacaban fotos y me sonreían diciendo que hermosa se ve, que linda, llegando al altar le dirijo la mirada solo a mi marido y vi su carita, sus ojos llenos de emoción al verme, me sintió y me dijo: “¡estás hermosa!” De ahí supe que todo saldría perfecto, solamente me deje llevar por el momento, me relaje y disfruté de los halagos, de las fotos, de nuestra noche. Después del paseo de los novios nos fuimos al lugar que habíamos arrendado para esta noche, que debo decir cuando llegue allá hasta yo me sorprendí, porque a pesar de que habíamos ido al lugar, también tuvimos una reunión protocolar y todo, pero me sorprendí con lo bello que se veía todo, tantos detalles, tanta dedicación, todo de excelente calidad, y de hecho muchos invitados me hicieron saber lo maravillados que estaban con todo el evento. A medida que pasaba la noche ya los nervios no estaban y solo pensaba en que no quería que se acabará, pensaba en que todo salió tan lindo, tan perfecto, estoy muy agradecida de toda la gente que participó en ese proceso, desde los servicios contratados hasta los amigos y familia que nos apoyaron, ya sea a mis amigas que me acompañaron en busca del vestido perfecto, mi amiga que mando a hacer el ramo, mi suegra que me regalo las argollas de matrimonio, y así todos los lindos detalles que tuvieron con nosotros.

A más de un año de esta hermosa experiencia, estoy más que feliz, mi matrimonio es maravilloso, cada día que pasa nos amamos aún más, y eso que llevamos un año de matrimonio pero 6 años de pareja y más que feliz con los servicios que contrate ese día, ellos hicieron todo a su alcance para que mi día fuera perfecto y así lo hicieron, sin duda volvería a contratar sus servicios una y mil veces más.

¡Gracias!