El matrimonio de Juan Pablo y Susana Paz en Providencia, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

Puedo definir el día de mi matrimonio como el más vertiginoso de mi vida. Se mezcló todo: los preparativos finales, el matrimonio civil, dejar las cosas listas en mi trabajo (ya que luego del matrimonio partiríamos de luna de miel) y mi hermana que estaba a punto de ser mamá.

Amanecí en la casa de mis papás y no me di ni cuenta cuando estaban peinándome, maquillándome, preocupándose de mis manitos, toda una belleza. Cuando tuve que partir a la iglesia me di cuenta que todo el mundo se preocupa de la persona "novia", pero no de la persona que es la novia. Sí, eso fue muy triste, estaba absolutamente lista, sin embargo, no alcancé a ir al baño, ni a ponerme parches en mis pies para que los zapatos no me rompieran. Quería sacarme fotos con mis gatitos, pero desaparecieron por el patio y nadie los fue a buscar. Mi mamá había partido antes a la iglesia, así que el vestido (que era bien voluminoso) tuve que arreglármelo sola y salí volando. Llegué a la iglesia y vi mil caras, se me agolpaban todas las caras conocidas y amigables de los invitados, familia y amigos, todo muy abrumador. Recuerdo que entré a la iglesia del brazo de mi papá caminando como si me fueran persiguiendo, y en la mitad de la iglesia alguien me sopló que fuera más lento. Yo sentí que fueron solo 3 pasos antes de llegar al altar. La ceremonia, si bien fue muchísimo más corta de lo que jamás imaginé, fue bien complicada, ya que el padre no tuvo en consideración mi vestido (que era grandote), la cola y el velo, y me hizo caminar hacia al altar, luego hacia mis padres, luego volver a mi puesto, como 2 veces y estuve todo el rato preocupada de la cola y no engancharme. Cuando nos íbamos subiendo al auto camino al hotel para la fiesta, recién vi la cara del novio. Decidimos compartir el cóctel con nuestros invitados, así que estuvimos desde un primer momento en toda la celebración, y nos quedamos hasta que se fue casi el último (incluso llegó un par de australianos que se hospedaban en el hotel, que fueron muy prendidos). Yo no recuerdo casi nada, fue una vorágine increíble, me sentí ahogada de adrenalina. Fue una sensación muy muy rara. Espero recuperar los recuerdos que perdí por entusiasta. Felicidades a todas las novias que emprenden este camino hermoso.