El matrimonio de Juan José y Claudia en Los Ángeles, Bío-Bío
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J&C
19 Nov, 2016La crónica de nuestro matrimonio
Todo comenzó la mañana del 29 de agosto cuando, en un picnic en el jardín japonés, ¡Juanjo me pidió matrimonio con un kínder sorpresa!, me comí feliz mi chocolate y cuando abro para ver qué juguete me tocó, ¡veo mi bella argolla dentro! Desde ese día mi cabeza fue una vorágine de ideas. Cuando ya se iba acercando el día mis ansias aumentaban y las de mi Juanjo también, aunque según él no. Nosotros vivimos en Santiago y nos casamos en Los Ángeles, así que una semana antes partí al sur con mi hermana para las últimas reuniones con proveedores. El jueves llegó Juanjo, ahí yo me fui con mi hermana, dama de honor, a la casa de una tía de Juanjo para que él se quedara con sus papas en el campo, ya en ese momento mis ansias se combinaban con nervio ¡y eso me hacía comer!! Ese jueves soñé que no me quedaba el vestido así que desperté y me lo probé, lo sentía ajustado y todo el día estuve nerviosa por eso, al final, a las 9 pm lo mandé a agrandar un cm por lado, por si acaso, y ahí ya dormí tranquila.
Seguir leyendo »Sábado: llegó el día, 6 am y ya no podía dormir, me levanté feliz y emocionada y para mi sorpresa, con mucho apetito, total, ya había agrandado el vestido. Cerca de las 12 del día llegaron mis papis para almorzar y arreglarse conmigo, recuerdo que nos dejaron el primer turno de almuerzo (éramos más de 15 personas ese día en la casa y era la única forma de comer) y aunque parezca mentira, ninguna frutilla tendrá ese sabor romántico y dulzón como las que comí ese día, desde ahora, mi fruta favorita.
A las 15:30 llegó la Ale a arreglarnos, empezó con mi mami mientras yo leía los mensajitos que me llegaban desde mi natal Perú, mis familiares se hacían presente con bellos mensajes que me sacaban lágrimas, menos mal los leí antes que me maquillaran. Llegó mi turno y al igual que en la prueba, quedó mi peinado de princesa y mi maquillaje sexy, por mientras yo pegada al celu con mis damas a la distancia que me mantenían en calma (¡hermosas y locas presente!). Me vestí, me puse mis zapatos y me arreglaron el velo, mi mami ya había partido para la iglesia a recibir a los invitados, había llegado la hora.
La ceremonia empezaba a las 18 horas, pero ya iban a cumplirse y el auto no llegaba, entre chistes de “te llevamos en la camioneta” o “puedes irte en tractor” yo solo me reía, a las 18 horas en punto llegó el auto porque había confundido la hora de llegada con la hora de inicio de la ceremonia. A esas alturas daba lo mismo, lo importante era subirse y partir. El trayecto fue corto y toda la gente nos saludaba y tomaba fotos. Llegamos. Vi entrar a Juanjo ¡y juro que mi corazón se saltó un latido! Ahí también estaban nuestras damas y damos en fila para entrar en parejas, los amigos que nos apañaron en esta locura, ¡se veían bellos!
Me bajé del auto, me arreglaron el velo y la cola del vestido (cuando me estaban arreglando para entrar veía mucha gente que no conocía ¡y que estaba como loca saludándome y tomándome fotos! Yo no entendía nada, después supe que había un velorio en la iglesia, ¡plop!).
Con mi papi esperábamos que suene la trompeta con la marcha nupcial para entrar, pero no pasaba nada, y el decorador, que hacía las veces de organizador, nos decía “avancen, avancen” y bueno, empezamos a avanzar no más, ya entrando escuchamos la trompeta y todo bien. Ese caminar, mirando los ojos emocionados y llorosos de Juanjo, es donde se te olvida todo, que los desacuerdos en la organización, que si faltan cosas, que la gente que no confirmó, que no hemos hecho los arreglos de la luna de miel, todo eso vale la pena al ver al amor de tu vida esperándote con ojos emocionados. Me recibió con el beso más dulce en la frente, se dieron la mano con mi papi, nos miramos cómplices y empezó la ceremonia. Cuando nos sentamos, quise arreglarme el velo para no sentarme encima y cuál fue mi asombro ¡cuando no encontré nada! le pregunté a Juanjo y me dice “si entraste sin velo”, se me había caído nada más dar tres pasos en la alfombra, más tarde una tía que vino de Perú me comentó que pensó que era una costumbre chilena.
La ceremonia fue bella, lo más gracioso fue cuando el Padre dijo “lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre” y Juanjo aclaró “ni la mujer” fue muy chistoso, el toque único de mi amorcito. Nos declararon Marido y Mujer y salimos raudos y felices (aún más si era posible). De paseo de novios fuimos a una laguna pero estaba sin agua, así que nos tomamos fotos en el puente. Días antes una alumna me había comentado la tradición de comprar sal. ¡Fuimos al Jumbo! Un chiste eso, nos tomamos fotos con Jumbito y un encargado del súper nos regaló un espumante, así que el matri comenzaba con suerte. Camino al centro de eventos nos pasó lo impensable, ¡nos quedamos en pana! Imagínense, en medio de la calle el hermoso auto clásico con nosotros sin poder hacer nada, algunos invitados nos pasaban y saludaban, uno de ellos paró a ayudarnos pero nada que hacer, ¡una camioneta nos hizo puente!
Avanzamos 2 cuadras y nuevamente en pana, parecía broma ya, en eso Juanjo, más relajado ya me comenta que estaba tan nervioso que se le quedó todo, así que cuando llegáramos al local no habría cotillón, dijes de soltera, cartitas de agradecimiento, ni tampoco la organización de las mesas, uno prepara con tanto tiempo todo y cree que debe salir perfecto, pero ¿la verdad? nosotros solo nos reíamos, estábamos tan felices que si nadie sabía dónde sentarse, daba lo mismo, estábamos en confianza. Hasta el día de hoy no sé cómo se solucionó eso, la cosa es que todos los invitados estuvieron sentados en la cena.
Cuando logramos llegar al centro de eventos, ¡tarde!, no pudimos compartir con los invitados como queríamos y pasamos a las fotos con las damas y damos, la idea era compartir más con ellos en ese tiempo, pero el destino quiso otra cosa.
Entramos y vimos a todos nuestros invitados sentados, hicimos el brindis ¡y comenzó la noche soñada! Para mí todo salió de ensueño, me sentí tan feliz y enamorada que me sentía flotar. En la cena hablaron nuestros papis y hermanos. Sobretodo el discurso de mi hermana lo llevaré siempre en mi corazón, imposible retener mis lágrimas. Y el de mi suegro también lo debo destacar, sobretodo, por cómo lo terminó: “me advirtieron que no podía decir nada que significase alguna presión para los recién casados, así que como una imagen vale más que mil palabras.” y se puso una polera con su foto de brazos cruzados y que decía “y los Juanjitos ¿cuándo?” ¡Se paseó por todas las mesas! ¡Sacó carcajadas! Un punto emocionante también fue le vals con los padres, fue un mix con vals significativos para nosotros ya que de pequeños, bailábamos con nuestros papis: el de la bella durmiente yo, y el de Chayanne mi Juanjo. La coreografía con el cortejo salió súper bien y todos se sorprendieron.
Los juegos de solteros, todo maravilloso para mí. Nos dejaron mensajitos en el árbol de deseos futuristas (los leeremos al año) y en el libro de la fotocabina. En fin, una noche para recordar.
Dato anecdótico (bueno, otro más) vean bien el bolso que preparan para la noche de bodas. Yo tenía uno para el matri donde estaban mis zapatos de cambio, mi vestido de novia de baile, y mi kit de emergencia, solo usé los zapatos; y otro con la ropa de cambio para el día siguiente y lencería ¡y los confundí! Así que llegué al hotel y no tenía nada y al otro día me fui de novia no más.
Amé cada segundo de ese día, traten de tener video porque con la emoción a veces uno no se acuerda, de verdad es estar en un sueño. Espero haber podido trasmitir con mis palabras algo de la gran emoción que viví ese día, cariños a todos.
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