El matrimonio de Jeannette y Manuel en Pirque, Cordillera

La crónica de nuestro matrimonio

El día de nuestro matrimonio fue perfecto, tenemos 2 hijas, que son nuestras princesas, una familia maravillosa, fue sin duda un día especial. Decidimos casarnos después de 9 años de convivencia, y creemos que fue la mejor decisión, nuestras familias nos acompañaron, como también nuestros amigos, estaba en mi casa nerviosa, me había probado muchas veces el vestido, pero ese día fue diferente, sentía ganas de llorar, me reía, me miraba al espejo, una y otra vez, le preguntaba a mi amiga, como me veía , ella se reía, me decía, por décima vez te ves perfecta.

Llegó la hora de la salida, y comenzaron los nervios, al subir al auto, mi cochero me dijo que era la novia más hermosa, me reí y subí, en todo momento pensaba, como saldría todo, que pensaría mi marido cuando me vea, recordé muchas cosas, el camino se me hizo eterno, iba con mi hija menor en el auto, ella iba dormida, pero me sentí muy acompañada, al llegar a la iglesia, salió mi padre a recibirme, me dieron ganar de llorar, pero no podía, debía estar tranquila. Al entrar a la iglesia, escuché la música y nuevamente quería llorar, mi papá me sonrió ,y me dijo, “tranquila todo va a estar bien”, mientras caminaba hacia el altar, vi a todos mis amigos, mis hermanos y al final estaba mi madre, me sentí muy querida. Además, estaba muy ansiosa, quería que todo fuese perfecto, miraba hacia mi alrededor y todo era alegría, cuando pasamos hacia el altar, creo que fue el momento más importante, tuvimos que responder lo que el Pastor nos decía, casi no teníamos palabras, escuchar a mi marido decir, si la acepto, me emocionó, al igual el, cuando yo dije lo acepto, nos mirábamos y fue como si hubiese sido la primera vez, que estábamos frente a frente. Me sentía plena, sellamos nuestro amor con un beso, nos abrazamos, prometimos amarnos, cuidar y proteger a nuestras hijas, siempre y continuar juntos mientras tengamos vida. Al salir de la iglesia, ya estaba más tranquila, no menos ansiosa, salí del brazo de mi marido y me sentía tan especial y feliz. Nos lanzaron pétalos y arroz, y la alegría era inmensa, saludamos y abrazamos a todos nuestros invitados, después de un rato, de muchas emociones, nos subimos al auto y guiamos a todos nuestros invitados, hacia la recepción, eso salió sin planearlo, estaba el camino principal cortado, sonreímos y dijimos detalles, nada podía opacar nuestro momento, fue perfecto. Íbamos delante de todos. Era una caravana de amor, el lugar era muy lindo nuestros invitados estaban fascinados, Santa Rita de Pirque, sin duda es especial, un lugar tranquilo y colonial, todo fue perfecto, pero creo, que lo más importante fue la bendición de Dios.