El matrimonio de Javier y Carolina en Limache, Quillota

La crónica de nuestro matrimonio

Partió tempranito en la mañana. Mi hermana adorada hizo mi ramo de novia con calas amarillas naturales de la parcela de mis papás. Por ende mi ramo tenía mucho amor y significado para nosotros, simplemente lo amé. Luego llegó la peluquera, la fotógrafa y el resto de la familia y empezó la locura de los demás, por que yo estaba super controlada y tranquila, de hecho yo tranquilizaba a los demás, por que ya a esas alturas, habíamos hecho muchísimas cosas y ya sólo quedaba relajarse y pasarlo bien. De hecho estaba tan tranquila que nos fuimos antes y esperamos a unas cuadras de la Iglesia a que nos diera la hora de la ceremonia. Yo creo que hacer todo con tiempo y planificación, llegar temprano a la ceremonia y mi familia maravillosa, me dieron la tranquilidad necesaria para disfrutar todo lo que sucede en un matrimonio.

Luego de eso, llegamos a la Iglesia donde tuvimos una ceremonia muy bella y feliz, ya que el diácono nos dio mucha tranquilidad y contó anécdotas de nosotros y de él mismo y su propio matrimonio. Después llegamos a nuestra celebración que resultó perfecta y maravillosa, sin contratiempos y todo funcionó tal como lo habíamos planeado. Finalmente tengo el mejor recuerdo del día más hermoso de mi vida. El día que fui princesa por un día. El día en que la unión con el amor de mi vida fue bendecida frente a Dios y con todos nuestros familiares y amigos como testigos. Lejos la mejor experiencia de mi vida.