El matrimonio de Francisca y Joaquín en Providencia, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

Nos despertamos peleando con el centro de eventos por la cantidad de horas de servicio, pero todo iba en camino a la mejor noche de nuestras vidas.Llevábamos una semana viviendo en la casa de nuestros padres para echarnos de menos.La Fran jugaba con su sobrina mientras la maquillaban y yo le mandaba una fotito con mis nuevas chalas que me había mandado y un lindo mensaje escrito en una nota.Llegaron los fotógrafos y mis hermanas cerraban las puertas para que no les sacaran fotos, con mis hermanos tirábamos la talla y el fotógrafo nos sacaba fotos "casuales" 3 minutos en ponerme las colleras solo para buscar una buena foto. En la casa de la Fran fotografiaban todo lo que se moviese.Partimos a la Iglesia con los padrinos, nos dimos una vuelta mirando que estuviese todo en orden y empezamos a recibir a los invitados. Nuestras dos sobrinas le abrían el paso a la Fran llevando unos ramitos y las argollas. La novia radiante tirando besos para soltar un poco los músculos de la cara.La misa fue emocionante, muchos comentarios de lo bien y tranquilos que nos veíamos, nadie nervioso y pese al calor del día estábamos frescos como lechuga en nuestros vestidos y pingüinos.Muy emocionados recordando a los difuntos, la misma iglesia donde habíamos despedido a mi padre con el mismo salmo cantado por mi hermano.La salida con burbujas y pétalos fue de película, nos subimos al auto, bajamos el techo y partimos a la recepción.Luego de unas fotos familiares hicimos nuestra entrada y ya que la música no paraba hicimos un mini baile incómodo para luego darles la bienvenida a todos y agradecer por ser partes de un día tan importante para nosotros.La comida estuvo increíble, los carritos de helados y churrascos fueron furor, los churrasqueros tenían su fanclub entre las mujeres. Había un Yenga y suficiente sombra en el parque, rodeados de verde y muy buena música, bailamos todo lo que pudimos.La Fran tuvo su momento de cueca donde demostró lo bonito que es nuestro baile nacional. Unos tíos nos demostraron que la experiencia supera la flexibilidad de los que se atrevían a bailar rock&roll y el vals de Amelie salió mejor que lo practicado, aunque nos faltaron algunos minutos para todos los que se querían sumar.Las piscolas y los shots de Jagger jamás pararon y hasta hoy estamos agradecidos de que no pasamos ningún mal rato durante el evento.