El matrimonio de Fernando y Mariela en Valparaíso, Valparaíso

¿Puedes ponerte el vestido, Mariela?, ya es hora! que tengo que partir a la Iglesia y en esta habitación están todos listos excepto tú, me dijo Bastián, el hábil fotógrafo que fue capaz de captar las emociones de cada instante, no esas fotos de antaño donde todo es preparado, sino que captó ese momento que hasta la eternidad nos transmitirá emociones.

Llegué tarde, por varios motivos que hoy son parte de las anécdotas. La ceremonia fue hermosa y sorpresiva, más de lo que podíamos imaginar. Entrar y ver a cada uno de mis seres queridos, mi familia de siempre y mi nueva familia. En el altar el hombre que elegí para compartir todo lo que la vida generosamente nos regale.

Todo fue perfecto para nosotros, hermosa la burrita que al salir nos esperaba para recorrer aquellas calles que tantas otras veces habíamos recorrido, pero esta vez sería diferente, nos esperaba para que por primera vez las recorriéramos como familia.

Así bajamos de Cerro Alegre, recorrimos la costanera hacia el Faro de Playa Ancha, el ruido de las bocinas y los saludos llenos de cariño de aquellas personas que nunca más volveremos a ver.

Miles de fotos que inmortalizan tantas emociones, el paseo Atkinson, el reloj Turrí, el Trolley y finalmente Villa Toscana, donde estaba cada uno de los valiosos, nuestros testigos, faltaron algunos que por supuesto nos acompañaron con el corazón.

Hermosa fiesta, la casona era un transporte fugaz al Valparaíso del siglo XIX, las emociones a flor de piel y así fue como disfrutamos de cada detalle, cada uno hecho con tanto amor.

Sin duda, el día más feliz de nuestras vida hasta ese minuto, sabemos que vendrán muchos más. Gracias a cada uno que nos acompañó en tan hermoso capítulo de esta historia.