El matrimonio de Eileen y Damián en Buin, Maipo

La crónica de nuestro matrimonio

El día comenzó temprano, con la maquilladora y el fotógrafo en la casa. Yo me fui al hotel donde pasaríamos la noche, hice el check-in y me fui con tres amigos a la iglesia. Ahí todo fue magia y alegría. Recibí a todos los invitados y luego a la protagonista en el altar.

La ceremonia se hizo con canto a lo divino y el cura estuvo feliz. Al terminar bailamos un pie de cueca compuesto para nosotros por él y la cantora. Luego vino la fiesta, el brindis y la cena.

Lo pasamos increíble, el centro de eventos estaba precioso, el animador on fire. El fotógrafo se contorsionaba para las fotos y la torta relucía en un mesón con flores. Abrazos por cientos, chistes, recuerdos y familiaridad.

El vals fue un bolero de Manzanero... La verdad bastante menos prolijo que la cueca. Luego, una breve presentación con Villa Cariño y después el DJ. Hasta las 4 a. m. la pista estuvo llena. Al menos tres comensales no pararon y mantuvieron la pista on fire. Todos los trabajadores pusieron el hombro, nos trataron como reyes y recibieron todo nuestro cariño y gratitud. Fue la mejor versión del matrimonio que esperábamos. Vamos a ser felices para siempre.