El matrimonio de David y Priscilla en Santiago, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

Fue un día inolvidable, lleno de nuevas experiencias, emoción, anécdotas y por sobre todo mucho amor, pasión y compromiso. En la casa de mis padres se respiraba nostalgia, el final de un largo proceso, y el comienzo de otro.

La entrada a la ceremonia fue para mí, lo mas difícil, ver a todos tus seres queridos expectantes, a tu padre con lágrimas en los ojos dispuesto a entregarte en el altar, y al amor de tu vida, tu gran partner, ¡parado ahí tan guapo!, esperando por ti, es chocante. Planeé no llorar por meses, pero las lágrimas no me pedían ningún permiso y brotaban de emoción.

Luego vino lo que nos convocaba, la gran unión, la bendición del cielo para nuestra nueva aventura, fue simplemente hermoso, los minutos se hacen segundos, todo pasa muy rápido, solo me esforzaba por observar muy bien cada instante y guardarlo en mi corazón.

La fiesta fue el broche de oro, no es por nada, pero nunca había ido a un matrimonio tan lindo, inolvidable y divertido como el mío. Fueron muchas historias para llegar al gran día, así que lo disfrutamos al máximo, lo vivimos todo, y todos los que estaban ahí lo vivieron con nosotros. Fue una noche de emociones por montón.