El matrimonio de Danilo y Javiera en Maipú, Santiago

Luego de terminar la ceremonia nos fuimos a una sesión de fotos al templo votivo de Maipú y fue mágico, la luz estaba justa. Salieron rayitos de sol para nosotros y la fotógrafa sequísima, así que esas fotos quedaron maravillosas. De ahí partimos para el local y aquí empezaron los inconvenientes la banquetera que nos cambió algunas cosas. Llegamos y el coctel ya había finalizado y donde sería la recepción de los novios y el brindis se cambió y fue adentro en el salón, yo me molesté, pero debía estar digna y parecer calmada, así que seguí el juego. El vals fue precioso, baile con mi esposito y mi padre tal como quería y la canción que queríamos. Luego el brindis y todo bien, la cena también aunque me llegó el principal frio y ahí salió toda mi furia. El problema era mi banquetera, todos los demás servicios excelentes, el DJ, las fotos, iluminación, la decoración todo excelente. Además tuvimos un saxofonista en la cena, que encantó a todos, luego mi esposo me sorprendió y canto ahí, en vivo ¡casi morí pero de amor!

Luego para iniciar la fiesta entro la batucada y se entregó el cotillón, todos quedamos prendidísimos y ahí empezó el baile entretenido, que lejos gustó a todos, fue muy entretenido y super recomendable. Bailaron mis tíos hasta mis primos chicos y compañeros de trabajo, todos se chasconearon fue excelente. Después continuo la fiesta y el bar abierto, en un minuto de pausa cortamos la torta, lanzamos el ramo y el pañuelo que fue super improvisado, porque yo ni me acordé de ponerme la liga, cosas que pasan, pero salimos del paso.

Creo que fue alrededor de las 2 am cuando nos escapamos, no nos despedimos de nadie, llegamos y nos fuimos, ya camino al hotel llamé a mi madre y le encargué algunos detalles. Llegamos y pudimos al fin conversar y estar a solas, disfrutar de todo lo ya vivido. Lejos fue lo mejor del mundo, me sentía una princesa consentida, llena de amor, fue maravilloso todo no cambiaría nada.