El matrimonio de César y Macarena en Quilicura, Santiago
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30 Ene, 2016La crónica de nuestro matrimonio
El 30 de enero de 2016 es un día felizmente guardado en mi corazón. Todo fue maravilloso.
Con mi madre y una amiga de ella, nos fuimos temprano a decorar la iglesia, compramos los arreglos el día anterior en el terminal de flores, y mi novio (el día anterior al evento) me hizo mi ramo de novia con las rosas que había comprado en el lugar, eso fue muy especial, no se dedica a eso, pero le quedó bellísimo.
Me encontré con uno de los sacerdotes que participaría en la boda, participó en una comunidad misionera católica hace algunos años, entonces les pedí a todos los sacerdotes de la comunidad (4) que estuvieran presentes. Y él me calmó un poco los nervios, pues el día anterior se nos pasó el tiempo volando y no alcanzamos a llegar a la explicación de cómo sería la ceremonia, entonces estaba un poco nerviosa por ese asunto. Muy pacientemente el Padre Luis me explicó algunos detalles importantes y bajó un poco mi ansiedad. Aunque en realidad, salvo por ese detalle, estaba muy tranquila, feliz y tranquila.
Seguir leyendo »Como a las 13.00 llegó la maquilladora, Patricia, ella me maquilló y peinó. Muy simpática, y me dejó tal como quería, unas semanas antes nos habíamos visto e hicimos las pruebas, me dejó muy bella y me duró (el peinado y maquillaje) toda la noche. Cuando ya estaba lista (entremedio comí, me vestí, etc) me empecé a poner ansiosa, sólo quería ir rápidamente a la Iglesia, pero aún no era hora, me empecé a emocionar, a poner sensible. Mis hermanas se demoraron más que yo en estar listas, y por ellas me atrasé más en salir de la casa. Ellas no se dieron ni cuenta.
Al entrar a la Iglesia, me emocioné incontrolablemente, me bajé del auto y se me salieron unas lágrimas, me emocionaba sentir la energía positiva de la Iglesia, de la gente que sé que nos quiere y que estaba ahí para acompañarnos en ese momento, me emocionaba el apoyo que había recibido de mis papás, de mis hermanas para llegar hasta ahí, me emocionaba el paso que iba a dar, me emocionaba ver la felicidad en el rostro del novio. No podía parar de llorar, la canción de entrada fue "Ya no habrá soledad" si la escuchan, es la canción que describe perfectamente lo que sentí en ese momento.
La misa estuvo bellísima, el Padre Luis Alfonso que la celebró (junto a los otros tres sacerdotes) me conoce hace años, los quiero mucho a todos y su prédica fue potente y directa a nosotros, nada de frases hechas ni demases, directa. Además, mis amigas de la vida participaron activamente en la ceremonia, leyendo y eso las hizo muy parte de todo el evento. Preparé unas bonitas ofrendas para bendecir la familia, y así muchas personas especiales para nosotros pudieron ir participando en la celebración, para mí la ceremonia era lo primordial del matrimonio, por ello, la preparé lo que más pude para que saliera maravillosa. Creyentes y no creyentes, católicos y no católicos, les gustó la celebración en general y la prédica. Fue un momento hermosísimo, decir los votos, las promesas, somos dos vidas que se juntan para hacerse una, para vivir el amor (no rosado, sino el amor real, con cosas buenas y malas) para mirar juntos en la misma dirección. Fue un momento maravilloso, me estremece por dentro recordar toda esa experiencia, mi corazón se aprieta, me vuelvo a emocionar.
Luego nos fuimos directo a la parcela (Hacienda Los Nogales de Lampa), llegamos antes que todos para sacarnos fotos ahí, pues el lugar es bellísimo. El conductor del auto fue amorosísimo, muy amable y dispuesto (Huber Xnight) Hicimos una pequeña sesión de fotos entre los árboles y en la piscina, y luego adentro mientras llegaban los invitados. Comenzamos con el brindis, y después venían las fotos familiares, pero nadie se acercaba, era tan raro, todos nos miraban como si nunca nos hubiesen visto, no se atrevían a acercarse, fue gracioso. Hasta que comenzamos, y sacamos bellas fotos.
El cóctel estuvo exquisito y abundante, muchos dijeron que con eso habían ya quedado satisfechos. Bastante jugo y bebestibles en general (yo tomé sólo jugo ya que no me gusta mucho el alcohol). Luego la cena estuvo el doble de rica. La entrada, el plato de fondo, el postre, todo maravilloso. No hay quien se quejase, además, el servicio del lugar era excelente. Tengo una sobrinita de seis meses, y una de las niñas muy atenta a cómo estaba, super dispuesta. Faltaron dos invitados, y las comidas se repartieron entre los que estaban, todos los mozos muy atentos y siempre con sonrisas, jugo refrescante y había para todo el que pidiera, luego el té para quienes quisieran y en la noche, hasta el consomé estaba exquisito, un real acierto el lugar y la banquetería (Zelebraciones) para realizar el evento. Nos daba susto este tema, pues uno escucha tantas cosas y desastres en fiestas, pero la nuestra estuvo impecable, además, el sitio era maravilloso, los árboles gigantes, el viento, las estrellas. Al final pocos bailaron toda la fiesta, pues estar sentados conversando en ese ambiente, relajados, mirando el cielo, era impagable, estuvo sensacional.
Luego la fiesta, la torta, la liga, el ramo, tradiciones que no dejamos pasar, todo muy entretenido. Yo veía como todos gozaban y se divertían, como todos estaban tan relajados y con buenas energías es que no había nadie que se quejara, nadie con mala cara, nadie se emborrachó, todos lo disfrutaron al máximo, en verdad, fue un matrimonio maravilloso. Lo guardo en mi corazón con muchísimo cariño, es agotador, sí, pues una está pendiente de todo, pero es maravilloso. indescriptible lo que uno siente, maravilloso, un día para guardar en el corazón.
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