El matrimonio de Catalina y Omar en Osorno, Osorno

La crónica de nuestro matrimonio

Bueno, y llegó el día que tanto esperamos, y que con tanto amor y alegría planificamos.

Estábamos en la casa de mis padres en Osorno, nos levantamos temprano ese día, hicimos varias cosas y terminamos de afinar algunos detalles. Pasado el medio día me fui al salón de belleza donde se ocuparían de mí, aún no me invadían los nervios, tanto así que me decían que era una novia extraña, ya que todas las novias anteriores eran un lío de nervios el día de su matrimonio, quizás yo estaba tan segura que habíamos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para que salga todo perfecto, que me entregué a que sea lo que sea, lo debía pasar bien, porque ese día, era nuestro día.

A las 5 de la tarde me fui al hotel con mi hermana chica, mi papá y un tío. Allá nos encontramos con el fotógrafo quien captó toda la esencia mágica que tiene ese momento de estar casi en el altar.

Los invitados estaban citados a las 6 de la tarde, y como toda novia llegué unos minutos después. Debo reconocer que camino a la iglesia comencé a sentir que lloraría por todo, y no aguantaba los nervios, pensé que las fotos de la ceremonia saldría llorando en todas. Llegamos, entramos a la capilla y yo solo quería llorar, hasta que lo vi a él, mi amado con una cara de felicidad y amor tan inmensa que todos mis nervios se quedaron fuera de la capilla. La ceremonia fue preciosa, y a diferencia de la ceremonia en el civil (que fue el 10 de agosto para nuestro aniversario n°7 de pololeo) escuché atentamente todo, mi mente estaba mucho más despejada.