El matrimonio de Camilo y Gabriela en Colina, Chacabuco

Volvimos por nuestras fotos, ya relajados y aún más felices fuimos capturados por el ojo de Vanessa. Turistas entraban al lugar y se emocionaban al vernos, nosotros sentíamos y éramos los reyes de ese día.

Nos encaminamos hacia Santa Catalina de Chicureo para hacer una entrada triunfal, habíamos preparado una obertura digna de cualquier festival para ser presentados. Nos escondimos en el centro de eventos, ya que teníamos todo preparado y full complicidad con ellos. Veíamos como la gente disfrutada del cóctel. Comenzó a sonar una música de Bruno Mars, luego una alarma, para dar inicio a una voz que nos presentaba como los anfitriones de la noche, entre humo y luces salimos nosotros. Ovacionados hicimos un brindis, recordamos a los que hoy no estaban presentes en cuerpo, pero sí en alma.

Abrazos iban y venían, el comentario sobre nuestra felicidad se repetía y se hacía presente cada vez más. Una vez saludados a todos, entramos al comedor a disfrutar de una rica preparación.

El calor se hizo presente, pero las ganas de conversar no se impedían. Había llegado un momento super esperado por muchos, el padre de la novia, mi papá daría un discurso frente a todos. Claro que siempre manteniendo la dinámica de amor que hay en nuestra familia, el humor. Fueron 15 minutos de stand up, de risas y cariño. Todo este momento había sido animado y conducido por una gran amiga, que luego nos haría los honores de presentar nuestro anhelado baile. Desde un principio sabíamos que vals no haríamos, así que preparamos un remix de canciones que nos identificaban. Lo ensayamos harto y aún así nos equivocamos, pero la complicidad y la risa siempre estuvo presente.

Comenzó la fiesta con la famosa "Peineta" y transitamos durante toda la noche por muchos estilos musicales. La pista siempre tuvo a alguien bailando. Nos sacamos los tacos y llegaron las zapatillas que llevábamos preparadas para no dejar de perrear. Entre el espejo mágico con fotos inolvidables y el glamour del bar de glitter dimos unos cuantos pasos de baile. Desde las 22:30 hasta las 4:30 lo dimos todo.

Llegó el minuto de irnos, cansados, pero la felicidad seguía en nuestro rostro. Tanto ha sido, que nuestros ojos no han dejado de brillar desde aquel día. Eramos y somos aún más felices.

Gracias por todo.