El matrimonio de Camilo Bucarey y Marjorie Henriquez en Viña del Mar, Valparaíso
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C&M
17 Mar, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Deseaba contarles cómo fue nuestro gran día. Nuestra realidad era que teníamos un presupuesto muy limitado y escaso, nos cambiamos de región 6 meses antes de la boda y teníamos que encontrar nuevo trabajo para mi novio en ese momento y yo aún no trabajo por crisis de pánico producto de mucho estrés. Además, debíamos encontrar un lugar donde arrendar después de casarnos. Teníamos mucha fe y poco en los bolsillos, pero el resultado fue una boda encantadora.
Así fue como resultó: unos amigos nos regalaron el cóctel, otros amigos el bebestible, otras amigas nos regalaron la decoración, muchas otras cosas las compramos nosotros, nuestros padres, por ejemplo, la cena la cubrimos nosotros con el tiempo en contra, 1 mes y medio previo a la boda concretamos con una banquetera, C. R. y fue una mala experiencia de principio a fin. Fue impuntual (horas de atraso, no 15 minutitos ni media hora) y eso era en las citas previas al evento. De hecho, el día de la boda llegó 4 horas tarde de lo acordado. Según dijo se quedó en pana. La papas crudas, ensaladas sin suficiente aliño y la carne la traía hecha, así que quedó bien al igual que el mousse de chocolate, que en la degustación lo llevaba cortado por la crema, ahora menos mal estaba presentable.
Seguir leyendo »Una boda sencilla para 65 personas. Luego de terminada la cena que empezó 2 horas tarde se pone a llover y era al aire libre. Yo ya estaba tan cansada que eso se añadió a mi frustración por la cena. Pensé que mi boda ya estaba arruinada. Entramos a la casona que nos facilitó hacer nuestra recepción y comenzamos la fiesta dentro. En un momento todos sentados en distintos asientos y hasta en el suelo. Muy distinto a como nos lo habíamos imaginado. Empezando tarde la cena todo lo demás salió tarde. El baile, la torta y para peor, la banquetera de doña C., que ya había llegado 4 horas tarde, se tenían que ir con sus garzones porque el acuerdo era hasta las 10pm. De verdad, nada de profesionalismo.
Al final nos comimos la torta sin café porque se apuraron en servirlo antes para irse, no podían esperar a la torta. Ah, que se fueran, total ya habían disgustado lo suficiente. Pero ¿saben qué? Estuvo tan lindo todo... ¿Creen que esas cosas quitaron el brillo de la ocasión? Eso creía yo, pero como estuvimos rodeados de las personas que más nos querían nos contuvieron, ellos nos ayudaron a disfrutar nuestro día y estuvieron dispuestos a cooperar en todo. En fin, la lección que saqué de todo es que más vale tener a pocas personas en tu día que te apoyen y te quieran sinceramente que un montón de personas amigo del amigo del amigo que nunca más vuelves a ver. Y que, además, te salen pelando. De hecho, lo que nos trae los mejores recuerdos es haber sentido que nos querían mucho y que disfrutaban de acompañarnos más que del decoro y que fueran atendidos. ¡Esos sí que son amigos! Trabajaron en un verdadero equipo y sin paga. Sus invitados harán su boda, así que inviten e inviertan en amigos de verdad. Un abrazo a todas y espero que les sirva.
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