El matrimonio de Bárbara y César en Temuco, Cautín

Cuando llegó el día, junto a unos amigos y Eliana, la encargada el Parque, ordenamos todo, riendo y pasándolo super. Hubo un pequeño imprevisto con el Pastor Oficiando, que perdió el vuelo a Temuco desde Santiago, así que rápidamente otro horario y alcanzó a llegar. El lema era soluciones, no problemas. A las 17:00 es la hora fijada para la llegada de invitados. Yo ya en mi casa, donde pasó mi madre a "ayudarme" con los últimos detalles de mi traje. Mi novia por otro lado, en su casa, junto a sus hermanas, chica del peinado y maquillaje, y todos ayudando. Me contó que al igual que yo disfrutó el momento.

Un amigo haría de chofer. En el parque, ya con muchos invitados, listos y dispuestos, y con algo de retraso lógico, llegó la novia. Sin ella bajarse del vehículo, comenzó la música elegida, "Mi corazon encantado", versión orquestada. Avanzó mi papa con mi suegra, luego avancé junto a mi madre. Desde adelante observé a mi novia. Simplemente radiante. Me sentí en un sueño. Avanzó con su papá, a quien saludé cuando me entregó a su hija. Ahí el maestro de ceremonia, dijo algo sobre nosotros, y procedió el Pastor a dar una reflexión. Hablo de cómo debe ser el matrimonio uno en pensamiento, pero cada quien con su propia individualidad, haciendo referencia al Dios Trino.

Y fue. El pastor dijo los votos. "Ante Dios y en presencia de estos testigos, César, ¿tomas a esta mujer, Bárbara como tu legítima esposa, para vivir juntos según la ordenanza de Dios en el sagrado estado de matrimonio? ¿La amarás, la consolarás, la honrarás, la amarás en la enfermedad y en la salud, en la prosperidad y en la adversidad; y olvidando a todas las demás, te guardarás solamente para ella mientras ambos vivieren? ¿Así lo declaras? A lo que claramente dije, mirándola a ella a los ojos: "Sí, lo prometo".

Le preguntó lo mismo a ella, y con una sonrisa, le dice "sí, prometo". Sentí nervios en ese momento, al igual que ella. Ahí un amigo muy querido, entonó una canción bellísima "Hasta mi final". Fue un momento emocionante.

Terminada la canción, el pastor nos invita a orar de rodillas. Pide a Dios por nosotros, por nuestras familias y amigos.

Al levantarse dice: Por cuando tú César y tú Bárbara han consentido para estar juntos en el santo matrimonio, y han testificado esto en presencia de Dios y de esta asamblea, y se han comprometido a la lealtad mutua, y lo han declarado uniendo sus manos, yo, como ministro del evangelio y por la autoridad de la ley, los declaro como marido y mujer. Lo que Dios unió no lo separe el hombre".

Se dirige al público y nos presenta como matrimonio. Ahí la besé. Simplemente inolvidable.

Al salir, me dirijo donde mis padres a saludarles y comienza luego una ronda de saludos por todos lados.

Salimos de ahí, por nuestra sesión fotográfica. Nuestros invitados, quedaron en un cóctel. Recorrimos, nos sacamos nuestras fotitos. Muy lindas por cierto. Y al volver, teníamos un desafío. Decidimos hacer un baile. Nuestro primer baile. Salió mejor de lo esperado. Brindamos y realizamos el vals. Fue mágico.

Ahí vino todo lo que habíamos preparado. La cena, la recreación y el cotillón. Fue una noche especial. Todos nuestros invitados quedaron encantados con todo. Nuestros proveedores de video y fotografía quedaron contentos, disfrutaron su trabajo y agradecieron que teníamos algo contemplado para ellos.

Al terminar todo, nos fuimos con mi ya esposa a disfrutar de una cabaña ubicada en el mismo parque. Solo contaré hasta aquí.

El día fue redondo. Con los siempre detalles de último minuto, pero cuando tú mismo, junto a tu novia, le organizas, sabes cada cosa, y no te preocupan nada, mayormente que no sea disfrutar.

Fue un gran día.