El matrimonio de Alejandro Quezada y Gabriela Molina en San Fernando, Colchagua

La crónica de nuestro matrimonio

¡Maravilloso! sin duda fue unos de los mejores días de mi vida. Comenzando el día un poco acelerado ya que quedaban detalles por concretar, pero mi amor los terminó por realizar para que yo pudiera estar lo más tranquila y relajada. Me fui al hotel cerca de las 3 de la tarde y ahí descansé por unas horas hasta irnos a la iglesia. La verdad que estaba muy nerviosa, ansiosa y emocionada por lo que venía. Me acompañó mi madre en el auto, y ella fue la que me entregó en el altar, nos fuimos a la ceremonia, estaban todos los invitados y eso aun me emocionó más, mucha gente. La ceremonia fue hermosa, muy linda con nuestros pajes pequeñitos, mis hijos y mis sobrinos, luego del término nos fuimos a pasear en el auto a celebrar nuestro matrimonio.

Llegamos al club donde celebraríamos, ahí los invitados nos recibieron muy contentos, yo en realidad seguía un poquitito nerviosa, pero traté de relajarme y empezar ya a disfrutar más. Bailé el vals con mi amor, con mi suegro y padrino, mi padre no estaba físicamente pues el falleció hace unos años atrás, pero yo sentía que él estaba ahí siempre conmigo.