Ir al contenido principal
Matrimonios

La organización del matrimonio desde los ojos del novio

En una vuelta de tuercas, nos centramos esta vez en el hombre para intentar dilucidar cómo es que ellos viven ese proceso que a las novias les ponen los pelos de punta.

Olate Marcelo

Aunque las tareas deberían ser compartidas en un 50 y 50, sabemos que en la práctica eso no es así. La novia siempre termina cargando con el mayor peso de la organización del matrimonio, mientras que el novio, mucho más relajado, se queda con la parte más liviana. ¿A qué se debe que esto sea así? ¿Los hombres delegan demasiado en las mujeres? ¿O las mujeres son las que no confían lo suficiente en sus hombres? Sea cual sea la realidad según cada caso, lo cierto es que los novios comparten determinados patrones que los hacen tener una visión similar frente a la organización de la boda.

De acuerdo a sus gustos

El novio se involucrará más o menos en la organización del matrimonio según sus propios intereses. Es decir, si por ejemplo le gusta la música, estará muy dispuesto a armar la playlist y colaborar con el DJ en todo lo que sea necesario. O si es tecnológico, armar la página web del matrimonio será lo suyo. Por el contrario, si le aburre el tema de la decoración, dejará que sea la novia quien tome las decisiones con respecto a la florería, mantelería, ambientación del candy bar y otros puntos similares.

Temas logísticos

Aunque la elección del lugar y el banquete suele tomarse entre ambos contrayentes, es normal que el novio se haga cargo de todo lo que tiene que ver con los pagos y la negociación con los proveedores, aun cuando los gastos económicos sean compartidos. Por otro lado, ítems relacionados con la ubicación de los invitados, la elección del menú o el arriendo de buses para traslados resultan más interesantes para ellos, por ejemplo, que diseñar los centros de mesa.

Con los pies en la tierra

A diferencia de la futura esposa, el hombre no pasará las 24 horas del día dándole vuelta a asuntos del matrimonio, ni se estresará pensando en lo que falta, ni dejará de comer o dormir. Por el contrario, será práctico, mantendrá la calma y continuará con su vida normal, dejándole un tiempo prudente a la organización del evento, pero sin que le consuma el día por completo. Asimismo, no dejará de lado sus actividades frecuentes, ni las juntas con sus amigos.

Alex Molina

Novios complacientes

Otro rasgo característico de los hombres es que, si por ejemplo algo les da lo mismo o es una tarea que no les corresponde, a todo dirán que sí o que bueno con tal de que su pareja los deje tranquilos. ¿Te gustan estas flores?: “sí”. ¿Vamos a cotizar los partes?: “bueno”. ¿Combinan los manteles con el cubierto?: “sí”. Y por más que las novias insistan, no conseguirán respuestas más argumentadas ni extensas. Sin embargo, para ellos no se trata de que no les importe, sino de que confían plenamente en el criterio de sus mujeres. Así dicen al menos.

Novios impacientes

Por otro lado, están aquellos hombres a los que no les gusta salir de compras como panorama, que no toleran los eternos “vitrineos” y, por lo tanto, que se estresan estando más de diez minutos en una tienda cotizando, por ejemplo, diseños para la torta de recién casados. Estos novios se aburren rápidamente y se impacientan, así que en general no son muy útiles a la hora de acompañar a la novia y recorrer tiendas buscando las mejores ofertas, ya sea para el cotillón o la papelería nupcial. Ellos quieren hacer todo rápido, así que mejor no encargarles cosas importantes.

Novios compañeros

Por último, aunque son los menos, están los novios que se inclinan por dividir las tareas en partes iguales o, al menos, apoyarse mutuamente lo más posible. Conscientes del esfuerzo, tiempo y dedicación que requiere la organización del matrimonio, estos novios se involucran en cada etapa del proceso, toman las decisiones en conjunto con sus prometidas y se planifican de tal forma que resultan casi tan eficientes como un wedding planner.