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Matrimonios

Cómo hablar acerca de su matrimonio en el trabajo

¿Cuál es la cuota precisa para hablar de su matrimonio? ¿Con todos sus compañeros o solo algunos? Descubran aquí 6 claves sobre cómo abordar este asunto en la oficina, sin incomodar ni desagradar a nadie.

El trabajo es donde pasan más horas en el día y seguro querrán contar todo sobre los preparativos de su postura de anillos de matrimonio. Pero, ¿es realmente la mejor idea?

Si pensaban que elegir la decoración para matrimonio sería lo más complicado o que se quebrarían la cabeza definiendo frases de amor para los partes, lo cierto es que muchas parejas se estancan en cómo manejar esta noticia en el ámbito laboral. Si aún no dicen nada en el trabajo, apunten estos consejos para saber cómo actuar.

1. Ser prudente

En el caso de que puedan invitar a todos los compañeros con los que comparten oficina, no tendrán ningún problema en hablar sobre el matrimonio. Sin embargo, si no están todos incluidos en la lista, lo mejor será mantener la discreción si no quieren generar un ambiente incómodo.

No por nada, uno de los grandes dilemas que enfrentan los novios es si invitar o no a los compañeros de trabajo. Y no precisamente porque sean o no amigos, sino porque gran parte del día se comparte con ellos, a veces, en espacios muy reducidos. Por lo tanto, si en su caso invitarán a algunos y a otros no, lo más adecuando es mantener el silencio.

2. Comentar lo justo y necesario

Detalles como dónde están cotizando adornos de matrimonio o de qué color será la mantelería y cristalería, realmente no es tan interesante para el resto de sus compañeros. A excepción de que alguno sea testigo, al común de los mortales no les hará demasiada gracia escucharlos por horas hablando sobre lo mismo.

Por eso, más que llegar todos los días contando algo nuevo, aun si están en confianza, mejor esperen a que les pregunten sobre cómo van los avances de la organización. Seguramente alguien lo hará cada jornada.

3. Utilizar la sicología a su favor

Si después de varias vueltas deciden invitar a sus compañeros de trabajo, pero sin parejas, o bien, solo a la fiesta (y no a la cena), háganles saber sutilmente que el presupuesto es limitado.

Finalmente, lo que importa es la intención de compartir un momento importante, más que la forma en cómo se haga. De hecho, si bien no es tan común, tampoco es tan raro invitar solo a la fiesta y, por lo demás, los acompañarán en su día y les permitirá disfrutar de la barra libre y la torta de matrimonio, entre otras cosas. ¿Quién se ofendería por eso?

4. Hacer valer su permiso

Tanto si consideran o no invitar al jefe, igualmente deben notificarle que se casarán para poder hacer uso del permiso. Y es que la ley chilena establece que todo trabajador o trabajadora que contraiga matrimonio civil o religioso, tiene derecho a cinco días hábiles continuos de permiso pagado, adicional a las vacaciones e independientemente del tiempo que lleve de servicio.

Este permiso se puede utilizar en el día del matrimonio y en los inmediatamente anteriores o posteriores al de la celebración. Eso sí, deben dar aviso a su jefe con treinta días de anticipación a la fecha de la postura de anillos de oro, idealmente a través de un escrito. Y ojo que su empleador no se puede negar.

5. No se desconcentren

Que el matrimonio no sea secreto en el lugar de trabajo, no quiere decir que tengan más libertad que los demás para ausentarse, llegar tarde o no cumplir correctamente con sus funciones. En ese sentido, procuren que el tema “matrimonio” no sea un foco de distracción, ni contribuya a que disminuyan su rendimiento.

Asimismo, controlen sus nervios relacionados al matrimonio estando en el trabajo, porque nadie querrá tener sentado al lado a una novia o novio estresado. Y si tienen que hablar por teléfono con algún proveedor, ya sea sobre los encintados de matrimonio o la prueba del banquete, procuren que sea preciso y conciso y en un lugar privado.

6. Mantener distancia con su jefe

Aún si ya le enviaron o entregaron por mano la invitación a su superior, nunca es recomendable mezclar el trabajo con la vida personal. Por lo tanto, procuren que la relación con su jefe siga siendo la de siempre, no crean tener más privilegios por haberlo invitado y tampoco lo bombardeen con información del matrimonio cada vez que entren a su oficina. Ahora, si por el contrario deciden no invitarlo, no se anden escondiendo ni se sientan culpable. Al final del día, los no invitados lo entienden perfectamente.

Con estas pautas sabrán cómo manejarse en la oficina y, recuerden, por mucho que sus compañeros les tengan cariño, no les importa demasiado el color de las copas de novios o si el anillo de compromiso tiene uno, tres o cinco diamantes. Por lo que no los agobien con información que puede no interesarles y así ustedes tampoco se estresarán de más.